En cierta ocasión me
preguntó una persona ¿Qué tiene de malo, mostrar mi respeto y amor por la
kabbalah, tatuándome las escrituras en MÍ cuerpo? ¿Tatuarme el Nombre de Dios,
no es una protección?
Particularmente me es
muy difícil entender una Kabbalah des-contextualizada
del ámbito de la Torah. Si bien puedo entender la diferencia entre la
religiosidad común, como el concepto de re-ligar mediante la manifestación de
seguir unos patrones morales determinados, un dogma y un culto, de la
iniciación que implica el cumplimiento de las Mitzvot, visto de esa manera la
"Torah de Israel" no es una "Religión".
Todavía me sorprendo, pero
trato de entender, pues sus maestros han hecho un esfuerzo por separar la
"Kabbalah" de lo que ellos llaman "Judaísmo religioso",
cuando escucho a algunas personas usando los términos "Biblia
Judaica" y "Biblia Kabbalista" para distinguir dos ediciones
distintas (esto es de editoriales distintas) del Tanaj, en su lengua original.
Y se me sale el profesor (no maestro) que tengo adentro, para tratar de explicarles
que a lo que realmente se refieren es, a dos niveles distintos de
interpretación del Tanaj, Peshat "literal" y a Sod
"Secreto", y no a dos Tanaj distintos.
Debo decir también, que
la Kabbalah (esto es, interpretando en la dimensión más profunda del
Tanaj) dice que sólo debemos desear un cambio interior y la observación
interior, a través del cual el Creador se revela en nosotros, esto es a lo que
se llama "revelar la Luz". Dejando a la externalidad, y a los
aspectos corporales, sólo a su existencia mínima. Es decir que
"Estar en Kabbalah" verdaderamente es más, vivir de acuerdo a las
leyes del Creador con una conciencia muy profunda, y transformarnos
Interiormente, alcanzando la corrección del deseo egoísta,
a través del estudio de la Torah, las acciones de Bondad y el
servicio Divino, que tener una Mezuzah?? en la cartera para protegerme? o
tatuarme un nombre de Dios en mi cuerpo, Kabbalah es vivir en lo interno,
no en lo externo, de amuletos.
La Torah prohíbe los
tatuajes, la fuente de esta prohibición es Levítico 19:28:
"No grabarás un tatuaje en tu
cuerpo".
Esta prohibición se aplica a todos
los tatuajes, también a los de indole religiosos, que no son más que creencias externas de fetichismo pseudo-espiritual.
Aunque algunos iniciados Ivri creen
que éste es uno de los jukim de la Torah, los mandamientos que superan el
intelecto humano, igualmente hay iniciados Ivrí que ofrecen algunas
explicaciones para esta prohibición:
1) El cuerpo humano es una creación
Divina, y por lo tanto es inapropiado mutilar la obra de Di-s, especialmente
para los miembros del pueblo elegido por Di-s. Uno debe creer que Di-s, el
artesano más grande de todos, nos creó de la manera más apropiada a su imagen y
semejanza, y no debemos cambiar esta forma. Cambiar el cuerpo (salvo por
razones de salud) es equivalente a insultar la obra de Di-s.
2) Antiguamente se acostumbraba que
los devotos de un ídolo se tatuaran como muestra de pertenencia a esa deidad,
al igual que un animal es marcado por su dueño. En muchas ocasiones la Torah
prohíbe las prácticas que emulan las costumbres paganas -considerando que
seguir sus tradiciones es el primer paso hacia las creencias idólatras, al
alejamiento del amor y por lo tanto generadoras de karma.
3) La piel es un órgano externo y
por lo tanto recibe la energía cósmica. Los libros de Hashem fueron escritos
originalmente en piel, la piel humana es el pergamino de la energía interior y
los retículos vivientes de la presencia que son emitidos por el
Cristos-Solaris. Los tatuajes cualquiera sea, incluyendo los que lleven letras
hebreas, son verdaderas manchas para el pergamino de la Torah interior, como
manchas en las letras de un libro que borra o altera las energías interiores
con las energías que vienen y van desde ese centro al universo.
4) Ya se ha notado en renacimientos
karmicos, de personas que en vidas anteriores han tatuado su cuerpo, han
comenzado a nacer con diferentes enfermedades cutáneas que obviamente serán
mucho más comunes de observar en dos o tres décadas a futuro
Mostramos la Luz con nuestro cambio
interior, que sí se manifiesta en nuestros actos exteriores y no mediante cosas
externas.
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