lunes, 27 de junio de 2016

Mediana Edad




La mediana edad, una encrucijada vital. Autoafirmaciones para tomar la vía de la conciencia


Un ser humano, transitando por el camino de su evolución personal, llega a la mitad del trayecto: ha alcanzado una etapa llamada “mediana edad”. Tiene en torno a los 40 o 45 años. Delante de sus ojos, si los abre de par en par, verá una encrucijada que le obliga a tomar una decisión de la que dependerá su futuro:
¿Continuar caminando haciendo los mínimos cambios, tapándose con una capa de resignación que disimula la insatisfacción y el miedo a lo desconocido?
¿Negar el paso del tiempo y apuntase a alguna adicción anestesiante, o a cirugías estéticas que camuflen el envejecimiento del cuerpo, o a emparejarse con personas más jóvenes que sirvan de espejo autoengañador?
¿Vivir con plenitud esta etapa a modo de una segunda adolescencia consciente, en la que reafirmarse, revelarse, revolucionar su mundo con creatividad para experimentar por fin lo que no pudo vivir en la primera mitad de la vida?
La persona que opta por esta última opción vibra con la natural evolución de todos los seres vivos de la creación, armoniza con la salud y fluye con el imparable devenir de cambios que está en la esencia de todo lo que existe en el universo.
Proponemos las siguientes autoafirmaciones para tomar esta tercera vía cuando llegamos a la mediana edad:
Digo “sí” a expresar y satisfacer por fin esas necesidades de las que me avergonzaba.
Agradezco haber llegado a la mitad de mi vida con salud.
Honro mi edad, integrando pequeñas mutaciones biológicas que marcan el paso del tiempo en este vehículo que alberga mi espíritu.
Es un gran privilegio sentir fortaleza en el cuerpo, calor en el corazón y lucidez en la mente.
Me doy permiso para decirle adiós a condicionamientos y programaciones.
Devuelvo lo que no me define, para acercarme cada día más a la autenticidad.
Siento que mis egos se van disolviendo, para mostrar cada vez con más nitidez mi esencia.
Me rodeó de personas afines, me salgo de los lugares que me incomodan, me alejo de quién me hace daño, me quedo con lo que alimenta mi alma.
Ya me atrevo a mirar cara a cara a mi sombra, a viajar a la cara oscura de mi luna, a resucitar las SEMILLAS FOSILIZADAS de mis dones y talentos, porque sé el camino de regreso a la luz que no está en otra parte que en mi propia conciencia.


SEMILLAS FOSILIZADAS:

El tema de las semillas fosilizadas se me hace sumamente interesante de por si, pero se multiplica su atractivo si establecemos un paralelismo entre lo que ocurre fuera y dentro de nosotros: historia de la evolución del planeta y nuestra propia historia personal. Veámoslo con un ejemplo:
Noticia sobre las semillas fosilizadas leída en la prensa:
Un equipo de científicos rusos logró revivir una planta que pudo formar parte del paisaje de los mamuts y otras especies que vivieron durante la era glacial.
El experimento, pionero en el campo, recuperó las frutas de madrigueras que contenían varias semillas fosilizadas durante más de 30.000 años, conservadas bajo depósitos de hielo en Siberia.
Se cree que las bellotas fueron almacenadas por una ardilla junto a otras 600 mil semillas y frutas antiguas.
Noticia que me encantaría leer en el rostro de las personas con las que me cruzo:
Un ser humano como tú, logró revivir subpersonalidades (talentos, dones, rasgos) que pudieron formar parte del paisaje original de su auténtica naturaleza.
El trabajo personal de autoconocimiento y recuperación de subpersonalidades congeladas en la infancia, recuperó partes disociadas que contenían inmensas riquezas y potencialidades olvidadas.
Se cree que esas partes disociadas fueron almacenadas como mecanismo de defensa para poder sobrevivir en un ambiente familiar abusivo/traumático, donde mostrarlas habría supuesto la muerte. 

Nota: Para una cría de mamífero, la soledad, la ignorancia, la falta de atención y afecto implica la muerte.


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sábado, 25 de junio de 2016

El Cambio



 






El Cambio
Wayne Dier.
En el Atardecer de la Vida, por Wayne Dyer


Totalmente desprevenidos entramos en el atardecer de la vida. Lo peor de todo es que nos adentramos en él con la falsa presunción de que nuestras verdades e ideales nos servirán a partir de entonces; pero no podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa de la mañana, pues lo que en la mañana era mucho, en el atardecer será poco, y lo que en la mañana era verdadero en la tarde será falso.

Siempre he pensado que el auténtico objetivo de la vida es ser feliz, disfrutar de ella, y llegar a un lugar en que no estés intentando llegar a otro sitio. Muchas personas se pasan la vida esforzándose para poder llegar a otro lugar. Jamás consiguen llegar. Una de las formas de entender cómo encontrar un objetivo en la vida es regresar a la naturaleza y encontrar la tuya propia.

Es el espíritu lo que da la vida, no proviene realmente de tus padres; todos nosotros provenimos de ese lugar llamado espíritu. Todos, cuando llegamos al mundo, lo hacemos a partir de una gota diminuta de protoplasma humano, de una pequeña mota. Todo lo que había en aquella pequeña mota se convirtió en ti, todo lo que necesitabas estaba en aquella pequeña mota.

Una de las metáforas que siempre utilizo es que durante los nueve primeros meses de vida, desde el momento de la concepción hasta el momento del nacimiento, lo han hecho todo por ti y no has tenido que hacer nada. No te preocupas de qué color vas a tener el pelo o qué aspecto tendrá tu cuerpo. Es algo que no depende de ti, te rindes ante ello. Yo lo llamo impulso hacia el futuro. Es un impulso que te empuja hacia la dirección en la que se supone que tienes que ir. Y no es que sea ninguna barbaridad plantearse que si todo lo necesario para el viaje físico ya está contenido ahí… ¿por qué no todo lo necesario para el resto del viaje? Todos tus problemas están ahí; todo lo que eres, tu personalidad, está ahí; todo lo que puedes llegar a ser, no solo lo físico, sino todo el resto, si eres capaz de abrirte y lo permites.

Finalmente, nacemos y, como padres, miramos a esa pequeña criatura y solo se te ocurre decir: ¡Buen trabajo, Dios, buen trabajo, no podía ser mejor... ahora nos ocuparemos nosotros! Nos rodea un montón de gente, nuestra familia, nuestra cultura… allá donde vayamos y empiezan a decirnos que no podemos confiar en quienes somos. Tenemos que confiar en algo exterior a nuestra persona, y hacemos un viaje hacia la ambición. Desde que nacemos decimos: “ahora nos ocupamos nosotros”, le estás dando un matiz, estás cogiendo esa perfección y estás expulsando al Creador, estamos “echando a Dios”.

Y ahí aparece el Ego. El Ego es una parte nuestra que empieza a decirnos que no somos una creación divina y perfecta, esa parte de Dios de la cual provenimos. De hecho, nos dice: “tú solo eres lo que tienes”. Se empieza con cosas como los juguetes, para pasar a las cuentas corrientes y a las posesiones. En menos que canta un gallo empezamos a identificarnos en base a esas posesiones.

Empezamos a creer en una serie de creencias que dicen que cuanto más tenga más valioso seré como persona. Por lo tanto, nos pasamos la vida cogiendo a los niños y sumergiéndoles en una cultura que enfatiza ese “más”; casi se convierte en un mantra de ley. Tienes que poseer más; cuanto más tienes más consciente eres de que la gente va a intentar arrebatarte las cosas. Y más te obcecas en protegerlas, y en cómo poder conseguir muchas más. Pero el dilema es que, si eres lo que tienes y las posesiones desaparecen, lo que eres también desaparece en el proceso.

La segunda característica del Ego es que no soy solo lo que tengo, sino que también soy lo que hago. Lo que hago se convierte en eso que llamamos lógica. Y en este caótico mundo que cree que se es lo que se hace nos consumimos pensando que la idea del éxito, del valor y de la valía se basa en cuantas cosas puedas llegar a conseguir. Por lo tanto, tengo que ganar más dinero, tengo que intentar ascender, tengo que competir con todo aquel que quiera arrebatármelo. Esto se nos enseña una y otra vez. A los jóvenes se les enseña, por ejemplo, en la práctica del atletismo. Lo más importante es ser el número uno, somos los números uno, somos mejores que el resto, nos vemos constantemente envueltos en esta noción competitiva, de creer que el mundo está diseñado para la competición. Eso es lo que dice el Ego.

La tercera característica es que soy lo que los otros pìensan de mí, es decir, soy mi reputación. Esto es muy importante entre los jóvenes a quienes se enseña que tienen que vestirse según el gusto de los otros, y que si no les gustas tienes un problema. Si esto te tortura serás distinto cada vez que salgas. Esto es bastante destacable entre las mujeres, sobre todo en relación con la familia. En nuestra cultura y sociedad a menudo se enseña que las mujeres solo pueden realizarse en sus relaciones familiares, ya sea como hijas, ya sea como madres, ya sea como abuelas. Y aunque estos aspectos sean muy importantes y creativos en la vida de cualquier mujer, si esa es su elección no es necesariamente la única opción. Muchas mujeres sienten la vocación de lograr algo grande, de poder hacer una gran contribución, pero, con frecuencia, lo dejan de lado. Así que desde aquí animo a las mujeres a que no desoigan esa llamada, no desoigáis esa parte que os dice que estáis aquí para crear algo poderoso, porque no solo tenéis la capacidad para hacerlo, sino que también tenéis el derecho de hacerlo igual que el resto.


El Ego tiene un sistema de creencias muy resistente que dice que la persona está separada del resto y de todo lo que echó en falta en la vida, todas las cosas que me gustaría tener. Finalmente el Ego nos enseña el error más mayúsculo de todos, nos enseña que estamos separados de Dios. Y una de las cosas más simples que se aprenden en el atardecer de la vida, cuando pasas a la fase del sentido de la vida es darte cuenta de que provienes de una fuente. Podemos llamarla Dios, Tao, no importa cómo la llamemos, esa fuente está en todas partes, no hay ningún lugar donde no esté. Tiene que ser así, porque lo crea todo, todo proviene de esa fuente. Por lo tanto, si está en todas partes, también está en mí. Y si está en mí está claro que también tiene que estar en lo que siento que me falta en la vida.

Si entiendes esto de algún modo ya estás en sintonía, en espíritu, con todo lo que echas en falta en la vida y te gustaría tener. Solo te queda buscar la manera de formar parte de ello y ser consciente de que ya estás en sintonía. A medida que nos acercamos al atardecer de la vida, seguimos las mismas directrices del Ego que aprendimos en el amanecer de la vida, que se basa en la ambición, en ganar, en ser mejores que el resto, etc. Intentamos aplicar estas mismas conductas en el atardecer de la vida, y por eso acabamos viviendo una mentira, porque lo que era verdad por la mañana, por la tarde es una mentira.

El problema es que no sabemos cómo pasar a la fase del sentido de la vida. Se trata de regresar a esos primeros nueve meses, desde el momento de la concepción hasta el momento del nacimiento. Tenemos que llegar a un lugar donde podamos rendirnos y tener la certeza de que no estamos solos, de que nos van a guiar, de que tenemos una naturaleza y de que podemos confiar en ella. No se trata de algo con lo que siempre tengamos que luchar, de lo que siempre tengamos que estar a cargo. Pensad en ello de esta forma: déjate llevar por él en vez de intentar controlarlo todo. Sin embargo, a medida que entramos en la fase del sentido de la vida lo que sucede es que empezamos a pensar en el cumplimiento de un dharma, en cumplir un destino, en algo más profundo, un llamamiento que solo podemos sentir en nuestro interior. Nadie más puede deciros qué es, pero si lo sentís y lo sabéis, ganar y superar a otra gente se vuelve menos importante que sentirse realizado y vivir la vida con un objetivo.

Todas las cosas del universo tienen que ser igual a su origen. Tienes que mirarte y hacerte las preguntas: ¿de dónde vengo? ¿quién soy? ¿cómo soy? En vez de tomar las decisiones desde el lugar que estamos realmente, nuestro auténtico ser, las hacemos desde el Ego, y cuando tomamos una decisión desde el Ego empiezan a suceder todo tipo de cosas que nos alejan de encontrar el sentido de nuestras vidas. Lo juzgas todo basándote en cómo te sientes, ¿estás estresado? ¿tienes miedo? ¿estás enfadado? ¿te sientes bien contigo mismo? ¿sigues un propósito? ¿tu vida tiene algún sentido? Cuando actúas desde la única parte de tu ser que es auténtica, la felicidad es la respuesta. Tu dharma no es algo que tienes que encontrar, es algo a lo que siempre has estado conectado, es tu propósito divino; es más, de hecho, seguirás conectado a ello toda tu vida, pero el Ego lo ha alejado. Ése es el problema.

Lo que intento decir es que llegas a un lugar en la vida en que te empieza a guiar algo que es mucho mayor que tú. Persiste en tus motivaciones y armoniza con el espíritu, con Dios, con la fuente. Sigue así, si insistes, la fase del sentido de la vida empieza a ganar importancia, y cuando empiezas a cruzar el atardecer de la vida es imposible regresar.





viernes, 24 de junio de 2016

Claudio Naranjo: "Nos han criado para la ceguera"








Candidato al Nobel de la Paz y pionero en la integración de la psicología occidental y las corrientes espirituales orientales, el psiquiatra chileno Claudio Naranjo (Valparaíso, 1932) asegura en una entrevista con Efe que "el mal de nuestra cultura es que mira más hacia fuera que hacia adentro".

"La educación debería enseñarnos a mirar hacia adentro. Nos han criado para la ceguera", ha señalado con motivo de la publicación del libro "La vida y sus enseñanzas", editado por Kairós y que recopila una serie de entrevistas con el profesor y terapeuta Javier Esteban.
Doctor en Medicina y tres veces honoris causa en el campo de la educación y la psicología humanista, Naranjo, a sus 83 años, se define esencialmente como "un buscador".

Su programa de autoconocimiento SAT es un referente por su combinación de terapia Gestalt -es discípulo de Fritz Perls-, meditación budista y psicología del eneagrama, un sistema que clasifica la personalidad en nueve tipos en función de la pasión que los domine: la ira, el orgullo, la vanidad, la envidia, la avaricia, la cobardía, la gula, la lujuria y la pereza.
"No es muy diferente del concepto cristiano de los pecados", admite. "En la cultura medieval hubo cierto conocimiento de estos tipos en el ámbito religioso. Pero la religión presenta esas fuerzas como ofensas a Dios, y esa noción de pecado hoy no sirve".

"El eneagrama adopta una perspectiva más humanista y lo adapta a la psicología moderna. Sentir que esas pasiones nos hacen daño a nosotros mismos ayuda a barrer al enemigo interior", prosigue.
En el libro, Naranjo repasa momentos de su infancia en el seno de un familia acomodada y librepensadora, sus estudios académicos, sus encuentros con sus maestros y experiencias traumáticas, como la pérdida de su hijo de once años en un accidente de tráfico a comienzos los 70.

A largo de los años dice haber visto muchas transformaciones en sus pacientes. "Se trata de ayudarles a deshacerse de su ego, de un ser falso", explica.
"Cada uno que nace en el mundo es una semilla que cae en un terreno donde falta algo. Una parte de la personalidad surge para defenderse de esas influencias nocivas que transmite hasta la mejor intencionada de las familias. Pero esas defensas que sirvieron al niño, de adulto se quedan obsoletas", añade.
Naranjo define las pasiones como deseos intensos pero carenciales. "Es como querer llenar un hueco a través de sentir más: más lujuria, más dulzura, más perfección. Todos estos son deseos sin fondo, no se sacian, nos sobran, y se sanan a través del autoconocimiento", sostiene.
"Las pasiones son parásitos mentales. Uno no vive para sí, sino para su ambición, no vive para realizar sus potencialidades, sino una imagen brillante de sí mismo que le vendieron o que uno siente que necesita para que lo quieran".

En los últimos años, su trabajo se ha centrado especialmente en la formación de educadores.
"Cuanto más peleo por cambiar la educación, más me doy cuenta de las inmensas resistencias del sistema", asegura. "Es como si la educación quisiera mantenernos dormidos, como si hubiera surgido en la era industrial para tener una fuerza de trabajo obediente, que no hace preguntas".
La raíz de estos problemas, en su opinión, es la persistencia de un modelo de sociedad patriarcal que ha quedado obsoleto.

"La civilización surgió hace 7.000 años como respuesta a una situación dura -hambre, migraciones-, donde era necesaria la actitud darwiniana de supervivencia del más fuerte", señala.
"Eso se trasladó a la ruptura de la democracia familiar, un modelo donde el padre es la autoridad, y que ha sido la fuente de todas las desigualdades del mundo. Primero la esclavitud doméstica de la mujer y luego la esclavitud general, que, aunque no se llama así, es un despotismo laboral, económico que afecta a todos", añade.

Parte de lo que Naranjo llama el dominio masculino se extiende al imperio de las normas y la razón, frente a lo instintivo.
"El instinto del placer está mal visto, no sólo en el cristianismo, sino en todas las religiones y culturas. El patriarcado ha impuesto una especie de castración psicológica que hace que la gente sea menos creativa de lo que podría".

A la pregunta de cuánto más puede durar esta crisis, Naranjo cree que no mucho más.
"Se agota la biosfera, los recursos naturales. Escribí un libro, 'La revolución que esperábamos', cuya idea de base era que nuestra mejor esperanza es la catástrofe", recuerda.
"Que el barco patriarcal se hunda, eso es lo que necesitamos para crear un mundo nuevo. Que ya no funcione la política, la economía, que el pueblo descubra la gran mentira de tantas cosas que han estado idealizadas. Ese es el comienzo de la liberación". 


 Frases de Claudio Naranjo

“La terapia gestalt no es un conjunto de técnicas sino la transmisión de una actitud, una forma de estar en la vida”.
 
“Cualquier libro puede describir una técnica, pero una actitud debe ser transmitida por una persona.”
 
“La terapia gestáltica se distingue más por lo que evita hacer que por lo que hace. Sostiene que basta con estar conscientes; que para que se produzca un cambio no se necesita nada más que presencia, estar consciente y responsabilidad.”
 
“Ser responsable conlleva estar presente, estar aquí. Y estar verdaderamente presente, es estar consciente. A su vez, estar consciente es una condición incompatible con la ilusión de irresponsabilidad por medio de la cual evitamos vivir nuestras vidas”.
 
“La responsabilidad no es un deber sino un hecho inevitable. Somos los actores responsables de cualquier cosa que hagamos. Nuestra única alternativa es reconocer tal responsabilidad o negarla. Y percatarse de la verdad, nos cura de nuestras mentiras.”
 
"Se puede decir que todos los males que se tratan en la terapia comienzan con un problema amoroso; comienzan todos los problemas emocionales por una carencia amorosa en la vida de la persona."
 
“Cuando aparece la sabiduría aparece también una mayor libertad; la vida se pone en orden y todo fluye como debe fluir”
 
"Hay que trabajar para que quienes mandan sean capaces de ver la luz"
"La educación sirve para mantener a la gente idiotizada y manipulable"
"El futuro es una carrera entre la educación y la catástrofe"
 
“Creo que el hundimiento es nuestra esperanza. Vamos en el barco patriarcal con nuestra parte instintiva eclipsada e implícitamente criminalizada. Parece obvio pensar que buscamos la felicidad pero lo hacemos por mal camino y tal vez nos engañemos y queramos otra cosa, quizás la comodidad. Hay muchas cosas a las que llamamos felicidad pero no tenemos ni la más mínima idea de lo que es la plenitud. El amor lo tenemos muy idealizado, pero no es una prioridad. No educamos para el amor. No se puede usar la palabra amor ni en el mundo académico, ni en el mundo burocrático, ni en los negocios. Está fuera del vocabulario. Se considera algo sentimental o un residuo de una religiosidad arcaica”
Pudiera pensarse que es la bondad la más humana de las manifestaciones del amor, pero no sería exacto. Aunque es humana la generalización mayor o menor de la benevolencia, en sus orígenes el amor-bondad está íntimamente unido al amor maternal, siendo una extensión natural de lo siente la madre por las crías, (y hablo de “crías” más bien que de hijos para aludir a algo no es propio solamente del hombre, sino de todos los mamíferos).
 
"El hombre se ha desconectado de su fe en las percepciones"
 
“Estamos desconectados de nuestro ser pues somos esclavos de trabajos alienantes que necesitamos para cubrir necesidades espurias y superfluas, cuando no para un enriquecimiento excesivo, en algunos casos obsceno. Para conectar con nuestra esencia se necesita tiempo, más calma, un ambiente más relajado, tomar conciencia de la existencia.
 
El hombre busca las experiencias estéticas como un sustituto del experimentar el sentido de la vida. Se ha desconectado de su fe (entendida como la entrega a lo que venga) en las percepciones, en las intuiciones, en definitiva, en todo lo que alimenta las verdades no científicas, las que perduran en el tiempo más que las científicas”.
 
Llamé a uno de mis libros Cambiar la educación para cambiar el mundo, y también se puede decir Cambiar la empresa para cambiar el mundo.
 
"Detén ahora las auto-acusaciones y los autoelogios".
 
El "deber", cuando es vivenciado como un debiera, es una instancia de responsabilidad desheredada. El "yo debo" ha tomado el lugar de "yo quiero".
Otra manipulación son "los juegos". Perls vio los juegos como una capa externa de laa personalidad: estás jugando al indefenso, al sordo...Las manipulaciones que una persona dirige hacia sí misma, pueden ser más difíciles de captar que las involucradas en los juegos interpersonales. 

Elementos relacionados con el asunto de la manipulación que surgen en un grupo: 

- Preguntas: la mayoría no expresa una experiencia del interrogador, sino que necesita una respuesta para evitar la experiencia.
Evitar las preguntas "por qué".
Convertir las preguntas en afirmaciones.
- Contestaciones: Evitarlas.
- Pedir permiso. Es contrario a promover el arriesgarse y la responsabilidad.
- Exigencias. La regla de oro es: expresar experiencias o vivencias (deseos o incomodidades) en lugar de vociferar imperativos (positivos o negativos).
 
Preceptos de la gestalt
 
1.- Vive ahora, es decir, preocúpate del presente más que del pasado o el futuro.
2.- Vive aquí, es decir, relaciónate más con lo presente que con lo ausente.
3.- Deja de imaginar: experimenta lo real.
4.- Abandona los pensamientos innecesarios; más bien siente y observa
5.- Prefiere expresar antes que manipular, explicar, justificar o juzgar.
6.- Entrégate al desagrado y al dolor tal como al placer; no restrinjas tu percatarte.
7.- No aceptes ningún otro debería o tendría más que el tuyo propio
8.- Responsabilízate plenamente de tus acciones, sentimientos y pensamientos.
9.- Acepta ser como eres.
 
Dedicado a Claudio Naranjo por su aporte y transmisión de la Terapia Gestalt, y por ser el maestro de muchos.



Fuente: efe.com





miércoles, 22 de junio de 2016

El Café de la Ascensión



Generalmente cuando hablamos de tomarnos un café, la idea central es una pausa, un momento de reposada lectura, una ventana de paz, de quietud reconfortante, de creatividad, o de una conversación sana y alegre cuando ese café es compartido. Un paréntesis en la agitada vida cotidiana.

¿Te imaginas como sería tomarse un café con Buda, con el propio Jesús, Gandhi o con otro tan importante personaje?

He formulado dicha pregunta a algunos amigos y he tenido una gama variada de respuestas interesantes, por ejemplo, algunos cambiarían el café por una copa de vino o una cerveza junto a un buen trozo de carne asada. Otros le invitarían a alguna cena iluminada o ayúrvedica, cuya receta bajada de internet sería lo correcto.

 Pero ¿cuál sería la conversación? Para algunos una buena oportunidad de ayuda en los negocios, para otros la solución a problemas de salud o familiares; “son tan poderosos que pueden hacerlo”, dicen. Sólo unos pocos estarían dispuestos a compartir en silencio, en el verdadero silencio donde existe el diálogo verdadero, esencial y contemplativo dejando de lado el discurso egocentrado donde sólo hablaríamos de nosotros, de nuestro heroísmo iluminado con el cual terminaríamos dándole un sermón a nuestro contertulio. De ser así, me imagino que nos mirarían con la infinita paciencia y amor de siempre y escucharían lo que tenemos que decir con tal silencio, que haría posible que nosotros también escuchemos lo que platicamos y tomemos conciencia de lo que decimos.

 Que confusión, que falta de delicadeza y agradecimiento, solo hablamos desde la carencia. No tengo, me falta, no puedo, no es justo (cuando juzgamos) y un largo etc etc etc…¿tanto necesitamos para vivir…? No respondas desde la carencia sino de la vida misma. ¿sabes lo que une lo visible con lo invisible, lo que tiene yo y lo que carece de yo…? El amor. Quien verdaderamente se sumerge en el da un salto desde la carencia a la infinitud del alma. Es un liberado. Pero la respuesta que más llamo mi atención fue la de mi amigo M.T, tomándose un café con Jesús, personaje que siempre le ha llamado la atención, piensa él que le diría:
-"Disculpa amigo, no se qué decirte, siempre pensé que no existías..."
Y añadió:
-'Te han ocultado en teologías incomprensibles...leí sobre ti, si, y escuché también hablar de ti...pero...en fin, nunca pensé que existías, nunca nada me convenció…"

Leí, escuche, me contaron… pareciera que es nuestra única percepción de las cosas.

La espiritualidad debe acercarse al hombre, a la calle, al café de la esquina, a la feria, al hombre común y corriente que de seguro está más capacitado para descubrir en profundidad lo que otros creen saber porque escucharon o leyeron. En uno de los libros de M.S. Dice refiriéndose a su maestro iniciador; "el maestro no decía vamos a concentrarnos, vamos a meditar" como lo hacen en las escuelas iniciáticas, decía "vamos a entrar en combate". Y aunque en lo personal no estoy muy de acuerdo con esa expresión, pues no hay combate sin un dejo de violencia, añade algo que comparto plenamente, aunque con una pequeña brisa de oposición personal con la palabra "combate": “Es mucho más apropiado, pues combatir es sumergirse en el mundo interior, para luchar ahí con fuerzas y obstáculos que se nos oponen, con nuestras propias debilidades y temores, con el mismo “yo”, con corrientes desconocidas y hasta con seres de otro mundo”.

En la nueva energía la lucha o el combate, es con la resistencia de dejar aquello que nos hace sombra. No combatimos con “otro ser” sino que con los apegos que nacen de creencias egodolientes.


En la nueva consciencia compartir un café con Buda, Jesús o Krishna, o con algún otro maestro de los ascendidos es posible y al alcance de todos. Es una conversación consigo mismo, sin falsedades, sin adornos, sin nada que sea externo o que te haga recordarlo siquiera. Es un paso a lo verdadero y esencial, un momento de reencuentro con la vida que se transforma en existencia, existencia que se extiende a otras y nuevas dimensiones que están ahí, dentro de la gran inmensidad donde flotamos.



Fuente: esencialistica.blogspot
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