jueves, 30 de agosto de 2018

Somos Luz


Estamos en el Centro de Conexión del Circulo Sananda, para la Iluminación Encarnada,  Afiliación Global de Maestros de la Nueva Energía...
Bienvenidos. 

Un saludo en el alma para todos.
Primeramente, quiero dar las gracias a Fundación Vida Consciente por este encuentro. A su presidenta y su directiva, y por supuesto a cada uno de sus socios quienes hacen posible este encuentro. Quiero agradecer también a quienes colaboran con la parte técnica, para que tengamos un buen sonido y una buena imagen. Como también especialmente a los socios voluntarios que se encargan de preparar y organizar la pausa tan necesaria, donde podemos compartir una agradable merienda con aportes en café, galletas… y también a los socios voluntarios y miembros de la directiva, quienes terminado este encuentro, se encargan de ordenar todo, tal como lo hicieron mucho antes que ustedes llegaran. 
Gracias y Bendiciones.

El titulo que hemos escogido para esta ocasión es: Somos Luz... solo debemos darnos cuenta.


Y, de corazón a corazón vamos a compartir algo que para la mente puede ser mucho tiempo, las siete de la tarde, hasta las nueve de la noche, y puede que para la mente sea mucho tiempo como les decía, no obstante vamos a vivir una  experiencia que está fuera del tiempo, con la que para cada uno de nosotros y para mí estas dos horas que repito para la mente puede ser mucho  tiempo, va a ser prácticamente nada, va a transcurrir una forma fugas, aunque de una  forma tan intensa y os pido que la mayoría de lo posible en la  medida en que vuestro corazón así lo vaya sintiendo,  no estéis tan pendiente de mis palabras o de la información mejor dicho que mis palabras lanzan sino de la vibración de mis palabras.

No  tanto de la información como de la vibración, porque ahí es donde realmente estamos conectados.

A lo largo de este encuentro repetiré con insistencia  lo que me han escuchado decir en muchos otros eventos,  nadie es maestro ni guía, eso se ha acabado, ha formado parte de nuestra  experiencia evolutiva en esta vida física en la cadena de vida físicas y  reencarnación que es la nuestra y de la humanidad, pero eso se ha acabado.  Hemos llegado a un momento en donde lo único que hacemos entre todos es  recordar lo que somos y cada uno lo está recordando en función de  su proceso consciencial y evolutivo, a su forma, a su ritmo… a su manera  como lo diría Frank Sinatra, cada uno esté recordando lo que somos a su manera y creo que es importante que recordando cada uno lo que somos por su propio camino, por sus propias experiencias, a su propio modo lo pongamos en común y lo compartamos. Yo me limito a compartir esta tarde, con cada uno y conmigo mismo, a compartir aquella parte del recuerdo de lo que somos. 

La conciencia es una, todos somos uno cuando se tiene una vida consciente como dice muy bien el nombre de la Fundación que organiza este encuentro y en ese sentimiento de unidad nos vamos a  encontrar en la tarde de hoy. 

Es también creo, importante, significativo recordar  en ese proceso de recuerdo, el momento de arranque de la charla que siendo todos uno, siendo todo unicidad, la unicidad sin embargo se expresa y se  manifiesta en la diversidad esa es la grandeza de la unidad, que somos lo que somos. Es una unicidad que es consciencia pura y es amor puro y precisamente al ser consciencia pura al ser amor puro no se expresa ni se  manifiesta en la uniformidad sino que se exprese y se manifiesta en la diversidad  esa diversidad tiene como fundamento el libre albedrío y el libre albedrío es  un fruto directo del amor, de ahí que el respeto tenga que ser  máxima en los procesos concienciales y evolutivos de todos. No los hay  ni mejores ni peores ni más listo y más tonto. Cada ser humano, forma  parte de la unicidad. Y esa unidad se expresa en una diversidad que  se basa en el amor, que se basa en el libre albedrío y que tiene como  consecuencia que cada uno nos contemplemos como algo individual aunque  realmente no lo sepamos y en esta percepción de individualidad,  desplegamos nuestras experiencias encarnacionales.  no en la individualidad sino la más absoluta  diversidad.

Entender por tanto que lo que está viviendo aquella persona lo  estoy viviendo yo dentro de la unicidad, que el ego aislado cra esa sensación de fragmentación, esa sensación de que aquello esté  viviendo el otro no lo estoy viviendo yo, pero realmente no es así, lo que esta viviendo el otro, lo estamos  viviendo todos, lo estamos viendo todos a la vez dentro de esa maravillosa  unicidad que repito, es conciencia pura, es amor puro y también en estos  momentos de arranque quiere utilizar un término que nos ha venido básicamente  de las corrientes espirituales orientales  pero que ha calado ha calado en occidente ha calado entre nosotros me  refiero al término de iluminación.  Hoy vamos a compartir sobre la iluminación y de antemano  quiero compartir con vosotros dos cosas con relación a la iluminación en  primer lugar que la iluminación tiene como fundamento en  darse cuenta de que somos luz, por sobre cualquier conjetura humana, que la vida continua después de la muerte, que la muerte no existe, y que somos seres divinales, esa es la única definición posible de la iluminación el darse cuenta que ya  estamos iluminados.

La iluminación no hay que buscarla, la iluminación no se encuentra ningún sitio al que tengamos que ir,  la iluminación es lo que somos y somos luz,  somos seres infinitos eternos y divinales lo único que tenemos que hacer es  darnos cuenta, y ya está. No hay que ir a ninguna universidad a conseguir ningún título, no hay que ir a ningún  sitio a hacer no sé que de  hecho no hay que hacer nada lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta. Es como si estuviéramos buscando la  nariz y buscando la nariz no fuéramos por ahí, dónde está mi nariz,  dónde puedo encontrar la nariz, la nariz está exactamente delante tuya, está en  ti eres tú, lo único que tiene que hacer es  percibir darse cuenta de que esté aquí, no lo  ves con tus sentidos físicos corpóreos mentales, pero está en ti y la  iluminación somos nosotros no hay que esforzarse en  que hay que trabajar por ella de hecho cuando más nos esforcemos más,   trabajamos mas por conseguirla, más nos alejamos, porque nos alejamos de lo que  somos.

Buscamos cosas fuera y no no hay que  buscar nada fuera lo único que tenemos que darnos cuenta  lo que ya somos y muchas veces no sucederá si primero buscas fuera, nos ponemos capas, nos ponemos disfraces,  nos llenamos de las estres y de cargas y esos lastres, esas cargas esos  disfraces, esas capas nos impide percatarnos de lo  que somos. 

Ahí precisamente ésta la iluminación. No obstante también me gusta compartir  en la vida cotidiana, en la vida práctica, en el día a día esa  iluminación que es innecesaria de buscar porque ya lo somos,  esa iluminación tiene una plasmación la mejor forma de ver de percibir de  percatarse de darse cuenta de que una persona entrecomilla se ha descubierto a  sí misma, se ha dado cuenta de que ya está iluminada se ha dado cuenta de su  luz.  Se ha dado cuenta de su divinidad la mejor manera es ver a su vez como esa  persona ve la vida como esa persona se interrelaciona con la vida, como esa  persona como ustedes o como yo, conectamos con la vida, pero con la vida cotidiana,  con la vida diaria con cada instante, con amor cada momento de cada día. 

Y aquella  persona que entre comillas se ha iluminado por qué ni más ni menos se ha dado cuenta  de lo que es esa conexión, esa interacción con la vida, la llevó a  cabo a través de algo tan simple, de algo tan elemental, pero que para la mente es  tan complicado… la mente  no deja vivir sin quejas…

Esa es la única plasmación posible en la vida cotidiana de iluminación vivir  sin quejas. Darse cuenta de que no hay ningún  ningún  mundo mejor posible que  el que ya tenemos. Darse cuenta de que la vida, la nuestra,  bajo ningún  concepto puede ser mejor delo que ya es.  Vivir sin quejas, sin quejas ante nada, sin queja por nada.  Esa actitud y esa experiencia, esa práctica cotidiana de vivir sin quejas conlleva inexorablemente una enorme confianza en la vida.  El vivir sin queja puede ser un tema intelectual,  ah, oye, me enterado de que la  iluminación se plasma en vivir sin queja, es decir, ya no me voy a quejar por  nada… pero claro, ese no quejarse por nada puede ser simplemente un voluntarismo mental. Para qué vivir sin queja sea una realidad y una práctica no intelectual sino real ese vivir sin quejas, tiene que basarse  en la confianza:

Confiar absolutamente en la vida. 
Confiar en que la vida es  amorosa. 
Confiar en que la vida siempre nos abraza. 
Confiar de que cualquier cosa  que ocurra, cualquier cosa que pase, cualquier cosa o circunstancia que  acontezca en nuestra vida, que venga a nuestra vida aunque a nuestra mente le  cuesta trabajo entenderlo, lo estamos creando nosotros mismos,  la estamos generando nosotros mismos, lo estamos provocando nosotros mismos, lo  estamos atrayendo nosotros mismos y lo estamos haciendo sólo y exclusivamente para impulsar nuestro proceso consciencial y evolutivo.


Estamos aquí, para impulsar el recuerdo de lo que somos. Seres Espirituales y divinos, esencialmente seres de Luz consciencial y álmica, solo debemos recordarlo y expresarlo conectando con lo verdadero, por algo tan simple y tan grande… por algo que ni las escuelas de misterio revelaron a través de la historia. Porque lo grande, lo universal, lo grandioso, esta en las cosas simples, oculto como un caracol bajo una hoja… Ya hablamos de las células del corazón en nuestro encuentro anterior, en las células emocionales… pues bien, ellas, las células del corazón solo conocen una sola verdad, ¿saben por que ellas pueden llegar a sanarnos de lo que sea, de la enfermedad que sea y al mismo tiempo de producir una vibración de sanación para que otro ser se sane…? Simplemente porque ellas… confían en la vida… ese es el misterio, eso es lo simple que irradia una luz enorme y divina. Confían en la vida…

Ya está… aquí, de hecho, podríamos terminar este encuentro porque no hay mucho más que decir. Lo esencial es confiar en la vida. Y eal percatarnos, al darnos cuenta de que todo lo que acontece en mi vida y en la nuestra lo  estamos creando cada uno de nosotros tiene su porqué y su para que, ineludiblemente, irreversiblemente enclava el desarrollo de nuestro proceso conciencial y evolutivo, para impulsar el  recuerdo de lo que somos, y por tanto una enorme confianza en la vida.  

La vida no es un francotirador que se está esperando en cualquier esquina  para darnos un tiro. La vida no es lo que hemos imaginado desde la mente. Algo hostil, algo que tiene momentos  agradables pero que tiene también momentos desagradables. Algo que cuando mejor estábamos nos sorprende con una mala  noticia eso no es la vida esa es la  interpretación mental de la vida, eso es como vemos la vida cuando la queremos  ver a través de la mente. Pero la vida no puede ser vista a través de la mente. La vida, lejos de interpretarla a través de la mente, tiene que ser vivida, vivida desde el corazón y vivida desde la sensibilidad, vivida desde la empatía,  vivida desde claves que no tienen nada que ver con la mente, y cuando se vive la vida, si, vamos dejando la mente un lado, es más, permitiendo que la mente nos abandone, vamos a hablar de ello cuando se vive la vida. Así es cuando nos damos cuenta de que la vida es el milagro de que no hay  milagros, sino que la vida es el milagro y que la vida merece toda la confianza, y que la vida de cada uno la estamos creando permanentemente nosotros en el impulso de nuestro proceso conciencia y evolutivo.

Y esa confianza provoca aceptación una aceptación intelectual, una aceptación profunda de  que todo lo que acontece en nuestra vida, de todo de aquello que nuestra mente llama  algo bueno y aquello que nuestra mente llama algo malo por ejemplo de la salud y de la  enfermedad, del acompañamiento y de la soledad, todo, todo, todo se acepta y se comprende desde la enorme luz del alma que esta por sobre la mente, y todo por tanto cambia porque ahora hay una enorme confianza y sabemos que si eso está ocurriendo en nuestra vida lo estamos creando generando, provocando y atrayendo nosotros mismos para recordar lo que somos, para recordar nuestra habilidad para conectar con la  luz y para darnos cuenta de que ya estamos iluminados.  La única razón por la que nos cuesta entrecomilla tanto trabajo darnos cuenta de esto, es porque utilizamos demasiado la mente. La mente es un maravilloso ordenador que tenemos en la cabeza, es un ordenador prodigioso pero sirve para lo  que sirve.  


Yo me imagino que la mayoría de las personas tiene un computador, o un celu, y es posible que ya no solamente un ordenador sino toda la gama de utensilio de tecnología de nueva generación que están proliferando, la tablet y la multitud de instrumentos tecnológicos que están reemplazar la mente, pueden dar un servicio a la mente de utilidad pero de verdad, yo no me imagino a ninguno de nosotros sentando delante del ordenador o cogiendo la tablet entre las  manos y preguntándole… me enamoro o no me enamoro de esta persona…  es el amor de mi vida esta persona o no es el amor de mi vida, este trabajo me conviene no me conviene, dejo a mi pareja no la dejó. Ese tipo de  cosas no se lo preguntamos a un utensilio tecnológico no se lo preguntamos un ordenador. Sería absurdo. 

Pues bien, la mente es un instrumento tecnológico de ultísima generación que tenemos a nuestra disposición. Nos sirve para vivir el día a día, para saber dónde tenemos que ir, para manejar el auto para llegar a la cita con el amigo, para llegar al trabajo… nos sirve  para comunicarnos, nos sirve para hablar, nos sirve para escribir, nos sirve para programar cosas que tenemos en la agenda… no estaría aquí si no  tuviera una mente que, conjuntamente con la de Felipe y la Fundación ha hecho posible este encuentro. La mente tiene multitud de funcionalidades, nos ayuda a pensar, genera pensamiento, nos sirve para crear intelectualmente. Tiene ademas otras muchísimas prestaciones, pero… pero… solamente sirve para eso, que siendo muy importante, es  sólo eso. La mente no sirve para ver la vida,  la mente no sirve para entender la vida. Y aquel ser humano que se empeñe en contemplar la vida en verla y entenderla a través de la mente está condenado al sufrimiento inexorablemente. Está condenado al sufrimiento por una razón enormemente elemental, la mente como instrumento de ultísima generación  tiene unas unas características operativas… se comporta y funciona respondiendo unos determinados programas o creencias, que determina su sistema operativo. Pues bien, en ese sistema operativo la mente tiene una característica muy singular y que simplemente tenemos que darnos cuenta y esa característica  singular es que ve todo torcido. La mente todo lo ve torcido. 

Cuando a la mente se le  hacen preguntas sobre la vida, sobre el cómo ve la vida, cómo entiende la vida  y esa pregunta no le corresponde responderla la mente, eso corresponde al corazón. Pero cuando se lo planteamos a la mente que sepamos de antemano que la mente su respuesta va a ser algo banal  porque para la mente siempre hay algo que va mal, siempre hay algo que deforma pues es parte de su sistema operativo y lo que de verdad es bastante estúpido, perdonen la palabra, es tomando consciencia de que la mente funciona así, seguir empeñados en preguntarle a la mente sobre la vida porque la respuesta ya la tenemos por adelantado… esto no va a salir bien… algo esté torcido algo va mal… porque para la mente siempre hay algo que va mal…

Aquí habemos mas de una docena de personas. Entre nosotros habrá gente entre comillas con más  problemas y habrá  gente entrecomilla con menos problemas.  Si tuviéramos tiempo y pudieran persona por persona ir pasando por este sillón y  sentarse aquí yo le pediría a cada uno que durante cinco minutos en silencio, estuviera atento a lo que la mente va lanzando y la mente empieza a sacar  problemas. Hagan la experiencia mañana por la mañana. Sentados en silencio verán cómo la  mente trae a vuestra memoria un problema… y es curioso porque aquel que tenga un  problema muy grande, una enfermedad propia o una enfermedad grave de un ser querido, ese problema lo va a traer a la mente, a la cabeza, pero aquéllos entre nosotros y que no tenga un problema grande, la mente va a seguir trayendo un problema a la cabeza, comparado con el de otros era un problema de un nivel muy bajo, insignificante, pero la  mente siempre va a encontrar un problema, siempre, tanto que cuando no los h, si no los hubiera, se preguntaría que porque no los hay y argumentaría que es el presagio para algo…uf, así de grande… 

Lo bueno que si esto lo vamos haciendo con cierta frecuencia a lo largo de nuestra vida es  muy divertido porque ese problema grande esos dos problemas grandes esos tres  problemas grandes que teníais con el paso del tiempo con la evolución  desaparecen, pero sentados en silencio la mente va a seguir trayendo  a nuestra cabeza un nuevo problema…
Un problema que cuando tenía tres grandes no aparecía, pero que cuando desaparecieron, aparece ese problema  de cuarto nivel de quinto nivel de sexto nivel de octavos nivel…

Da igual, la mente siempre sirve para enfocar problemas, porque para la  mente siempre que le preguntemos por la vida,  la respuesta va a ser siempre la misma, algo va mal, porque la mente la vida la ve torcida. El ejemplo que me gusta poner es un vaso de cristal lleno de  agua transparente y cristalina y una bombilla que estén utilizando para tomar refrescos, el vaso de cristal lleno de agua y la bombilla,  metemos la bombilla en el vaso de agua como veis la bombilla…? hagan la prueba si  no lo habían hecho y alguna vez. Visualmente la bombilla se ve torcida  se tuerce, pero es un efecto óptico es un efecto visual, es simplemente  un efecto visual.

Pues bien la mente en su funcionamiento provoca lo mismo, hace que veamos la vida torcida hace que veamos las cosas torcidas,  pero no es verdad simplemente no es verdad, no es verdad que algo en nuestra  vida vaya mal, eso no es así, todo en nuestra vida es exactamente como corresponde que sea en función de los estados de conciencia y función del proceso consciencial y evolutivo. Todo  acontece porque lo estamos creando generando provocando y atrayendo para  impulsar nuestro recuerdo el recuerdo de lo que somos,  el despertar como lo queráis llamar, el impulso de nuestro proceso confidencial y evolutivo.

Vivir sin quejas es la plasmación de la iluminación que ya somos. Vivir sin quejas es confianza en la vida, aceptación plena y a partir de ahí lo único que se siente lo único que se percibe es una enorme paz, mucha paz y esa energía es la que nos rodea y esa energía es lo que somos.

Todo lo  que está ocurriendo en nuestra vida, todo lo que está ocurriendo en la vida de los demás, todo lo que esté ocurriendo en el mundo es perfecto, todo es exactamente como tiene que ser, todo se corresponde con procesos evolutivos y conscienciales profundos, potentísimos. 

Tan profundos y tan  potentes que nuestra mente jamás podrá percibir, lo único que tenemos  que hacer para percibirlo es dejar la mente un lado y ver la vida y entender la vida desde el corazón e inunda la paz, y vemos que la paz no hay que conseguirla, que no hay que luchar por la paz, que ya está aquí porque todo es  paz, porque todo es perfecto, tan perfecto que ni siquiera se puede calificar de perfecto, porque llamar algo perfecto supone reconocer que hay algo  imperfecto, y es que no hay nada imperfecto, con lo cual la palabra perfección tampoco cabría utilizarla, pero en fin  para entendernos coloquialmente todo es exactamente cómo tiene que ser, todo acontece exactamente cómo tiene que acontecer. Cada ser humano tiene un  determinado estado de consciencia el estado de conciencia es como vemos la  vida, la nuestra y la de los demás. Como vemos la muerte, como contemplamos ese momento que llamamos muerte, es cómo sentimos, cómo  percibimos la divinidad, es como vemos el mundo, es como vemos las cosas,  todo dependerá de nuestro estado de consciencia, todo eso engloba, constituye y configura el estado de consciencia, pues bien ese estado de consciencia tiene varias  características la primera que cada uno tiene el suyo . 



Millones de seres  humanos, millones de estados de consciencia. No hay dos personas con el  mismo estado de consciencia, cada uno tiene su estado de consciencia.  Ese estado de consciencia además de ser el de cada uno tiene otra  característica, que evoluciona, que no es permanente sino que está en evolución.  Fijemonos en nosotros mismos. Nuestra vida  hoy día de 27 de agosto de 2018, no vemos la vida de la misma forma que  hace un año, que hace dos años, que hace cinco años, que hace diez años, o que  hace diez días a lo mejor, porque por la vía de las experiencias, el estado de  consciencia, va evolucionando, por tanto no sólo es que cada uno tenga su propio estado de conciencia sino que el estado de conciencia de cada uno es variable, va  evolucionando, es cambiante no es permanente.  Cuando vemos a una persona, esa persona tiene su estado de conciencia que no es  el mío, es el suyo, y su estado de conciencia merece el mismo respeto que el mío. Faltaría más y bajo ningún concepto, yo puedo suponer que que yo estoy más evolucionado, que mi estado de consciencia es mejor. El estado de conciencia de esa persona,  es el de esa  persona y el tuyo es el tuyo, y el tuyo está en evolución, y el de esa persona  está en evolución, y por tanto aceptación y respeto.  

Nos cuesta mucho trabajo con nuestros seres queridos por cierto, no resulta mucho más fácil aceptar que cada cual está en su proceso consciencial  y evolutivo, hablando de gente lejana que hablando de gente cercana. A la gente cercana es como si quisiéramos cambiarla, como  si quisiéramos convencerla… -Pero como mi pareja no se da cuenta de  esto… -Como éste ser querido no se da cuenta de esto…  Oye vamos a relajarnos, ese ser querido tiene el estado de conciencia que le  corresponde tener en función de su proceso consciencial y esta en que evolución, apoya que se expanda, apoya que  crezca a su ritmo, no agobies, no origines estrés, permite que las cosas vayan a su  ritmo. Es como se lo permitimos a la naturaleza. A la  naturaleza no podemos darle gritos, a las flores para que crezcan antes que le corresponda, o para que el trigo germina antes de que le corresponda, no, aceptamos los procesos naturales, aceptamos la evolución.

Hagámoslo también con los seres queridos, hagámoslo también con otros congéneres, permitamos que los procesos concienciales y evolutivos de cada uno, se vayan desplegando al ritmo que a cada uno le corresponde, al ritmo que en su  proceso consciencial y evolutivo de cada uno, modificándose, variando en  el tiempo. El estado de conciencia tiene otra característica y es que se  puede detectar y no a través de la mente. Ustedes detectar mi estado de consciencia  y yo puedo detectar el de ustedes, no para calificar, no para decir si es bueno o  es malo, no para decir si está bien o está mal, eso es mente, sino simplemente porque puedo  percibirlo, porque puedo sentirlo como ustedes pueden sentir y percibir el mío, porque el estado de consciencia lanza una vibración una frecuencia, una vibracional determinada según  el estado de consciencia en el  que estemos lanzamos una determinada frecuencia vibracional y cómo siendo. 

Millones de seres humanos, millones de estados de consciencia, eso significa que cada ser humano vibra  en su propia frecuencia. Hay estados de consciencia que se parecen más vibracionalmente, que  tienen mayor sintonía y estados de conciencia que tienen menor sintonía,  menor armonía. No son ni mejores ni peores sino que hay personas que su vibración se parece más a la mía y personas y están en su derecho, que su estado de consciencia se parece menos a la mía. Ni mejor ni peor, son diferentes, son distintos, y eso lo percibimos, claro que lo percibimos. 

Gracias
Namaste





miércoles, 22 de agosto de 2018

La Libertad

 


La Libertad es un estado interior, no consiste en un libre movimiento; cuando la experimentas interiormente, el lugar no es lo importante.

Para sentir la Libertad, para ser libre real e interiormente se ha de experimentar la Auténtica Paz. La Paz que fluye, la Paz que Es, independientemente del exterior y de sus circunstancias. Para ello, es necesario trascender todas aquellas corazas y trampas mentales que separan la Vida Eterna –la Vida Una, el Estado de Ser–, del mundo mental y de su correspondiente inconsciencia. Esas corazas que traen sufrimiento y alejan en lugar de acercar; que separan en vez de unir; que aportan dolor y sufrimiento en lugar de Amor y Paz; que juzgan en vez de fluir con plena Aceptación. Vive lo que la vida pone a tu disposición sin juicios, sin resistencia, experimentando y alimentándote del mensaje que conlleva cada experiencia. Cada instante es un portal para ello.

Quitaos las corazas, echar abajo el muro que habéis interpuesto entre vosotros y la Consciencia de lo que realmente Sois…

La Libertad no es decidir y hacer lo que quieras en cada instante, la Libertad se experimenta cuando, hagas lo que hagas y estés donde estés, no deseas ni necesitas nada más. La Libertad está en la ausencia de deseo, en la Aceptación –como la Paz–. La libertad es un estado interior y no depende de nada exterior: ni del lugar donde estés, ni con quien te encuentres ni tampoco tiene que ver con elegir una posibilidad u otra.

Cuando se permanece inconsciente –cuando se está “dormido”–, las elecciones se producen desde la inconsciencia. Uno no es libre de tomar decisiones hasta que no permanece Consciente. Para ser auténticamente libre has de fluir conscientemente, sino, solamente tendrás un pequeño abanico de elecciones y siempre realizadas desde la inconsciencia. Hasta que esto ocurra, la inconsciencia es la que elige, permaneciendo prisionero de ella y eligiendo entre las limitadas posibilidades que te ofrece.

Nada hay que buscar fuera de Uno mismo. La búsqueda en el exterior significa que no se vive con Aceptación, que uno se siente incompleto; y por esto, en ese instante, uno no se está conectado con La Divinidad Interior.

Los objetivos son marcados por la mente, pero la mente no eres tú. Entonces, lo que la mente busca y encuentra en el plano físico, no es real para Ti, para lo que realmente eres. Por eso –encuentres lo que encuentres y consigas lo que consigas–, hay Algo que te hace sentir un vacío interior que nada, salvo Tú mismo, puedes rellenar.

¿Cómo alimentar el mundo interior con el mundo exterior?

¿Cómo alimentar al Ser que percibe con la mente que analiza?


Extracto del libro Viaje a la Divinidad, de NUNC


NAMASTE


 

domingo, 19 de agosto de 2018

El Cuerpo de Luz







El Cuerpo de Luz
Abraham le enseñó al mundo cómo expresar el más alto nivel de conciencia siendo de carne y hueso.
Desde la Sabiduria de los Esenios.

Es comúnmente entendido que la contribución principal de Abraham fue la doctrina del monoteísmo. Le enseñó a un mundo idólatra que hay un solo Dios, y esa idea es sinónimo de Hebreo. Pero esa noción no es precisa. La idea de un solo Dios estaba firmemente establecida antes de Abraham (la idolatría es la práctica de relacionarse con intermediarios como si tuvieran un poder independiente, no la falla absoluta en reconocer a Dios).

¿Qué es lo que trajo Abraham al mundo, cuál fue la asombrosa novedad que comenzó el pueblo Hebreo y que cambió la historia para siempre, si Shem y Ever ya estaban enseñando espiritualidad en el más alto nivel? ¿Qué había de nuevo sobre él? ¿Cuál fue la naturaleza ascendida de su esclarecimiento si el camino ya lo habían comenzado otros? ¿Por qué fue un emprendedor revolucionario y no simplemente un alumno talentoso?

La respuesta es esta: Abraham no comenzó el camino del espíritu; comenzó el camino de traer el espíritu a la carne. Su contribución no fue en la esfera del conocimiento. Otros ya habían explorado los alcances más elevados del espíritu y eran expertos en la más alta sabiduría cuando Abraham comenzó su jornada. Lo que él inició en el mundo fue el proceso de traer esa sabiduría a lo físico, mostrando cómo expresar el más alto nivel de consciencia siendo de carne y hueso. Esa es la idea radical del Esenio.

La cualidad única del Esenio no es la conciencia de Dios; es la enseñanza de que el cuerpo puede ser alineado con la espiritualidad. No es la enseñanza de la santidad del espíritu; es la enseñanza de la santidad de lo físico. Examina los sistemas espirituales del mundo; verás que entienden el conflicto entre el espíritu y la carne, la batalla principal entre el cuerpo y el alma en la cual el cuerpo busca dominar el alma y hacerla descender para servir a su agenda animal como vemos en el segundo estado del Grial: 2: Hombre animal. Perdida del paraíso... Y definen una solución para este, el más básico de los conflictos: renunciar a la carne, disciplina al cuerpo mediante la privación de experiencias sensoriales, conviértete en un ascético, en célibe, entra en el modo monacal. Los exponentes más altos de los sistemas espirituales del mundo son monjes y monjas, célibes y ascéticos que han renunciado al cuerpo para trascenderlo.

Vehículo Sagrado.
El Esenio exige emplear el cuerpo; exige el matrimonio, exige la experiencia del amor, considera el celibato como una manifestación natural del espíritu de aquellos que han ascendido a esferas superiores. Nuestro camino no es separar al cuerpo del alma sino emplear el cuerpo y elevarlo hasta el nivel del alma. Para los esenios, el cuerpo no es el punto de partida para el viaje espiritual, es su vehículo.

En el libro del Tania (cap 32) explica que para poder amar a otro realmente nuestras prioridades deben ser espirituales y no físicas. Si solo buscas placer y satisfacción, difícilmente puedas amar. Si lo único que importan son tus sueños y deseos quien este a tu lado será solo un accesorio.

Ser espiritual implica sacrificar confort por otro, estar incómodo para que otro este cómodo, callar para no lastimar. Si el eje siempre es egocentrado, no es amor, es ficción.

Dios nos da la libertad de elegir entre el bien y el mal, constantemente tenemos que tomar decisiones, debemos elegir un camino, muchas de estas decisiones incluyen dilemas morales. Hashem nos exhorta a tomar el camino correcto, a elegir el camino de la vida.

A lo largo del año de la manifestación del espíritu 2018, vamos forjando un trayecto, que esta trazado por estas decisiones, algunas pueden parecer nimias, otras son de gran envergadura, pero cada una de ellas nos va llevando al lugar en el cual nos encontramos ahora.

El cuerpo no debe ser dejado atrás mientras la mente y el espíritu trascienden. Debe ser utilizado para servir a la mente y al espíritu. Y ese es el significado de las reglas esenias y los mandamientos. Las mitzvot son acciones físicas (hay muy pocas mitzvot que son desarrolladas solamente en conciencia) que expresan el espíritu. Cada parte del cuerpo tiene ordenado actuar; cada miembro y cada órgano desarrollan una acción que expresa Torá. Las mitzvot son para la Torá lo que el cuerpo es para el alma. Este es el eje esencial de la sanación esencia, el arte de sanar utilizando el cuerpo a través de la imposición de las manos, el bendecir con signos. Una vez lo dijimos en algún Ashrá: "No puedes tomar al alma con las manos, pero si el alma puede tomar tus manos". En ese aforismo vemos como el cuerpo quiere apoderarse de lo invisible para a través de su yo físico, manifestar los dones del alma. Pero el alma es mucho mas de lo que se piensa en relación a lo invisible, en ella está el vehículo de manifestación de las almas que se traerán al mundo a través de las energías dividinales, pues las almas a encarnar no están asociadas vibracionalmente al cuerpo de los padres sino a la vibración almica de ellos. Pero cuando el cuerpo sirve solo a su propia sexualidad, ha atrapado parte del alma al no dejarle actuar.

Abraham no trajo al mundo la idea de “sólo espíritu”; trajo al mundo la idea radical de que el cuerpo, ese cuerpo subversivo, traicionero y lujurioso puede y debe ser elevado hasta la pureza. Sus acciones y funciones no deben ser suprimidas, deben ser expresadas como sagradas. El mundo percibe la vergüenza y el problema de la intimidad masculina-femenina, su potencial de desgastar el refinamiento espiritual; nosotros del linaje Hebreo y sobre todo los esenios en matrimonio consagrado, percibimos su santidad. 

Como ejemplo entre la "lucha" del cuerpo con el alma, no del alma con el cuerpo, pondré el Vino, que a muchos lleva al alcoholismo y a otros a la Sangre de Cristo. El mundo percibe el peligro del alcohol, su tendencia a reemplazar la mente con animalismo mundano, nosotros lo utilizamos para la elevación. El mundo entiende que hay que renunciar al cuerpo, que esa es la única forma de liberar el alma; nosotros le damos al cuerpo la máxima expresión en acciones que son utilizadas para servir al espíritu. Así es como nosotros disciplinamos al cuerpo; no le ordenamos ser silente, le ordenamos servir. Esa es la base de las almas soberanas, dominar al animal latente en el cuerpo, en la mezcla de sangra humana, recordemos que toda acción antagónica manifestada en pecado llega a la mente por el cuerpo… pero sigamos:

Degustación de Vino.
Somos Esenios en nuestra observancia de los mandamientos; todos ellos, con cada movimiento de cada parte de nuestro cuerpo. No somos Esenios por la sabiduría Esenia y por un comportamiento general moral, eso también está bien, por supuesto, pero no es lo esencial del la ascensión esencia . Somos los hijos de Abraham porque trabajamos para santificar nuestros cuerpos, lo que nos distingue de la comunidad de los sabios y los adeptos a la moral del mundo es principalmente la forma en la que comemos y bebemos nuestros alimentos…

Ves esto claramente en nuestra relación con el vino. Hemos notado en muchos de los sistemas espirituales del mundo que el alcohol está absolutamente prohibido, ciertamente para los individuos sacerdotales y monásticos que alcanzarían santidad. Pero en para el Hebreo el vino es una figura central en todo movimiento desde lo físico a lo espiritual. Utilizamos el vino en ocasiones que conectan a los dos: en una boda esenia, el vino manifestado como agua lustral en donde dos cuerpos físicos elevarán su relación al plano espiritual bebiendo de la misma copa, y en el mismo lugar donde el otro ha bebido. Dos cuerpos físicos que Nefesh Kadosh (Nefesh, Alma o Espìritu. Kadosh es una palabra de origen hebreo que quiere decir santo, purificado, elegido o sagrado) santifica en un solo sacramento, en una sola alma; en un bautismo esenio, en donde comenzamos el proceso de santificar al cuerpo; en un kidush, la bendición de santificar los primeros momentos del Shabat en donde el dominio mundano de la semana encuentra la trascendencia del Shabat; cuatro copas de vino en el Seder de Pesaj, cuando celebramos la transición del exilio a la redención; de la esclavitud a la libertad que se manifiesta en la ultima cena en el Cáliz donde se realiza la transmutación de la pureza de la sangre que le da vida al cuerpo, convirtiéndola por la acción del Espíritu Santo en la Sangre de Cristo.

El vino representa poderosamente el peligro de lo físico; si es consumido en exceso convierte a la consciencia en inconsciencia, deshumaniza hasta el punto en que el bebedor se convierte completamente en parte de lo físico, en nada más que un cuerpo sin mente. Y sin embargo, utilizado correctamente, tiene la capacidad de abrir la consciencia, de facilitar un estado de elevación.

Las fuentes Hebreas más profundas, notan que aunque el vino es una sustancia física obedece las reglas de lo espiritual: toda cosa física se degrada y desintegra con el tiempo; esta es la regla para todas las cosas en el mundo material y biológico sin importar con qué tanto cuidado son manejadas y cuidadas.

Alternativamente, las cosas del espíritu mejoran con el tiempo; la sabiduría se profundiza con la edad – aún cuando el cuerpo de los sabios se encorva, su sabiduría aumenta. Pero a diferencia de las otras cosas físicas incluyendo el agua, el vino mejora con el tiempo. Único en el mundo de lo material, el vino refleja la cualidad de lo más profundo, el secreto escondido dentro de lo material (la palabra hebrea para vino tiene el mismo valor numérico que la palabra para secreto).

En havdalá, la ceremonia que marca la salida del Shabat, también tomamos una copa de vino. En el momento en que sentimos la partida del espíritu de Shabat, en ese momento de descenso, utilizamos vino. Ahora, hemos estado diciendo que el vino es utilizado en momentos de elevación. ¿Cuál es el significado esenio?

La idea es la siguiente: ciertamente la semana comienza con la tristeza de sentir el Shabat desvanecerse. El abandono de la santidad es palpable. Olemos especias para revivir el espíritu. Pero el comienzo de la semana significa una nueva oportunidad para construir, para elevar nuestro estatus presente hacia otro Shabat que será más elevado que el anterior, que reflejará otra semana de trabajo y crecimiento agregado a las anteriores. Este es un “descenso con el propósito de ascender”, una elevación más elevada y grandiosa que la anterior. Esa es exactamente la idea esenia –descendemos a lo mundano y material, pero lo hacemos solamente con el propósito de elevarnos.

La Torá vive sólo en su aplicación, hasta su sabiduría más enrarecida es real sólo cuando tiene alguna relación con el mundo de la acción.


Namaste

domingo, 5 de agosto de 2018

Los 12 Poderes de tu ser espiritual




El Poder de la Fe: El poder de la Fe es el centro de las energías de la persona y activa todos los demás poderes. La Fe en acción nos garantiza el éxito inmediato en cualquier proceso de sanación y manifestación. La Fe mueve las ideas en la mente y las lleva a expresión. Si tenemos Fe en lo falso manifestamos conflicto, escasez, limitación. Si tenemos Fe en nuestra verdadera identidad de Seres Superiores manifestaremos una vida feliz y abundante. La Fe es nuestra creencia. 

El Poder de la Fortaleza: La Fortaleza es física, mental y espiritual. En el plano físico es poder, energía, vitalidad y liberación de las debilidades corporales, enfermedad, cansancio, tensión, ansiedad y depresión. En el plano mental, la habilidad de lograr cosas, ser líder y experto en su área de trabajo. En el plano espiritual es la Seguridad de la Presencia de Dios en nosotros que nos fortalece y anima a Perseverar siempre en actitud de Confianza Total. Es la Fortaleza que nos sostiene para no caer en la tentación de salirnos del camino del Amor conformándonos con sustitutos cuando en realidad por derecho De Conciencia nos pertenece lo mejor de lo mejor. Es la Fortaleza la que nos mantiene en el camino cuando el mundo externo parece amenazarnos. La Fortaleza no es violencia física ni mental. Es una energía serena que es movida por la Fe en Presencia del Amor en nosotros y que nos fortalece mental, física y espiritualmente haciendo posible el mayor bienestar en nuestras vidas al liberarnos del miedo. La Fortaleza nos libera del miedo y nace de la experiencia profunda del Amor de Dios en nosotros. 

El Poder de la Sabiduría: Nos da el discernimiento y el buen juicio. Desde nuestra Sabiduría no condenamos ni maldecimos; compadecemos y bendecimos. El Poder de la Sabiduría nos mantiene siempre en el Pensamiento de Dios en nosotros que nos adelanta, y nos perfecciona. Es imposible tener pensamientos de falta en error sobre nuestros hermanos sin dañarnos a nosotros Mismos, porque no hay nada afuera de nosotros. Mi hermano es siempre mi espejo y lo que yo afirmo de él, lo afirmo sobre mi misma. Cuando yo tengo fe en Dios en mí, también tengo Fe en dios en mi hermano.

El Poder sanador y perfeccionador del Amor: Este Poder está localizado en el área del corazón que es el centro del Amor en el cuerpo. Cada vez que una persona viola la Ley del Amor expresando y sintiendo odio, miedo y resentimientos le afecta el corazón y todos los órganos en el área del pecho. El dejarnos sentir el Amor de Dios en nosotros, purificándonos de nuestros agravios por medio del Perdón produce una corriente prosperadora que afecta la vida total de la persona, disolviendo fuera de nosotros todos los pensamientos en error dirigidos en nuestra dirección. Es por eso que Dios en nosotros nos protege, nos aleja de todo mal y nos mantiene siempre en el Pensamiento más elevado. El Amor armoniza y crea balance en nuestras vidas, instaurando en nosotros y todas nuestras relaciones la Paz de Dios. El Amor de Dios en nosotros siempre nos guía en la dirección correcta y hace perfecto y ordenado todo aquello que a nosotros nos concierne. El Amor no es posesivo o dominador. El Amor es liberador, paciente, compasivo y tolerante. Sin embargo, no es conformista, nos mueve a la acción y a mantenernos siempre en los más altos ideales y propósitos. 

El Poder de Manifestación o Autoridad de Dios en ti: Tú eres Semejante al Dios que te creó en un acto de su Amor. Por lo tanto si Dios es Todopoderoso también lo eres. Nuestros pensamientos y palabras son tremendamente poderosos. Es por eso que El Arte de Ser Feliz te invita a utilizar siempre la poderosa energía de tu Pensamiento Creativo y Tu Palabra para el bien, declarando siempre Prosperidad, Vida, Salud y Optimismo. El Poder vibratorio de la palabra expresa nuestro pensamiento, trae a manifestación en nuestras vidas aquello que pensamos y hablamos. El Poder de Manifestación de Dios en nosotros manifiesta para nosotros aquello en lo que creemos, es decir es activado por nuestra Fe. Si tenemos Fe en Dios en nosotros, nuestra vida será ordenada y abundante. Si tenemos Fe en lo falso tendremos conflictos en nuestras vidas. Nuestra Fe en Dios en nosotros nos pone en contacto con la Divina Inteligencia o Mente Universal, que nos lleva a utilizar nuestro Poder con sabiduría y Buen Juicio en nuestra vida total.

El Poder de la Imaginación (Manifestación) : El Poder de la Imaginación, cuando se han descorporalizado las emociones y se ha sublimado el cuerpo de deseos que nos libera del astral inferior, no antes, nos lleva a crear cuadros mentales claros y específicos de aquello que nuestro Ser Dividinal nos regala para manifestar en la encarnación. La Imaginación es el “poder creativo” de nuestra mente, cuando nuestra mente le sirve al alma. Cuando entendemos la dinámica de nuestra mente por sobre la ley de causa y efecto, aprendemos a utilizar nuestro Poder de imaginar para crear cuadros mentales específicos del bienestar que queremos manifestar en los planos de la materia, siguiendo el aforismo Cristico que dice: Todo lo que le pidas al Padre este lo concederá. El secreto de una vida plena está en el adiestramiento de nuestra mente, liberarla de los egos y los deseos y elevarla reconociendo nuestros poderes y aprendiendo a utilizarlos. La Imaginación nos lleva a crear nuestra vida exactamente como la queremos, eliminado nuestros patrones negativos inconscientes de pensamiento cuando creamos mentalmente el espiritual y cósmico Plan Divino para nosotros y lo afirmamos con declaraciones de Prosperidad las manifestamos en la materia. La energía inmensa e infinita se comprime y  otorga la forma en la materia que, en cualquier caso resulta pequeñísima en relación a la matrix energética de donde proviene. Cualquier cuadro mental firmemente mantenido sin lugar a dudas se manifiesta cuando el ser se ha liberado del ego y lo deseos pasionales. Esta Ley-Dinamica Universal de Manifestación cuando la dominamos y cooperamos con ella, nos da el dominio sobre la materia y sobre toda nuestra circunstancia de vida. Hace posible que lo traído de otras vidas o de esta misma como “paquete encarnacional” se manifieste. Dios en nosotros las cuadramos mentalmente y las manifestamos. Nuestra Fe en Dios en nosotros nos pone en contacto con la Divina Inteligencia o Mente Universal, que nos lleva a utilizar nuestro Poder con Sabiduría y Buen Juicio en nuestra vida total. El Poder de la Imaginación prontamente será cambiada por El Poder de la Manifestación, pues la imaginación es invalida cuando el ser no esta alineado con el espíritu y solo imagina cosas grotescas o alejadas de este que no corresponden al Orden universal. La imaginación como ensoñación solo es una actitud mental 3D. cerrada, y sin vida, excepto la que la persona le otorgue. La Manifestación 4 y 5D, ya no es la utilización de una porción del cerebro humano, sino de la inmensa mente cósmica donde el ser humano genera y crea pensamientos, como también los recibe de la fuente y los comparte desyoizadamente. 

El Poder de la Comprensión: Es nuestra Sabiduría intuitiva que nos lleva a entender y comprenderlo todo a un nivel más allá del pensamiento. Es la Voz de Dios en nosotros que tocamos en el Silencio y nos ilumina permitiendo que brille el Ser radiante que somos. En la comprensión terminan los misterios y se nos revela la verdad de todo. Es lo que llaman las filosofías orientales el Tercer Ojo o la Visión Interna. Es la Luz del Cristo en nosotros que todo lo ve ordenado y perfecto y todo lo comprende en el Amor de Dios y nos lleva a extendernos siempre en el Amor. La Comprensión nos lleva directamente al lugar perfecto, a las personas perfectas en todas las circunstancias y eventos en nuestras vidas y en la “comprensión” sabemos lo que tenemos que saber en el momento preciso.

El Poder de la Voluntad: Este poder estás intuitivamente ligado a la Comprensión y trabajan juntos. La Comprensión mueve la Voluntad. La Voluntad escucha a la Comprensión y nos impulsa a actuar. Una Voluntad que no es guiada por la Comprensión lleva a la persona a conflictos y problemas, lleva a la persona a la terquedad y la fijación de ideas, a querer salirse con la suya de modo egoísta sin tomar en consideración el bienestar de los demás. La Voluntad debe canalizarse desde la intuición; de esta manera es fortalecida en el Amor de Dios y la persona sabiamente y con gran suavidad, manifiesta su Plan Divino en el ejercicio de la Voluntad. La Voluntad desde el ego es destructiva. La Voluntad desde Dios es el Poder que construye el Mundo de Dios y nos impulsa a la acción bajo la Guía Divina. El ejercicio de la Voluntad conlleva propósito, decisión, disciplina y determinación. La Voluntad de Dios y la Voluntad del Cristo en nosotros, es exactamente la misma. La voluntad de nuestro ego, siempre está en conflicto con la Voluntad de Dios. Cuando dominamos el Poder de la Voluntad sabemos que no necesitamos controlar a nadie porque la Voluntad de Dios para nosotros se manifiesta naturalmente y sin esfuerzo. La Voluntad de Dios para mí y para ti es la Felicidad Total en una vida abundante de bienestar. 

El Poder del Orden: El Orden Divino se establece en nosotros por medio de la armonía en nuestros pensamientos y emociones. El Orden es siempre interno y se expresa en lo externo. Quien quiere mantener el Orden externo sin ordenarse internamente se confunde y enferma por las tensiones que crea para sí mismo y para los que no mantienen su orden. Esto es un orden neurótico. El desarrollo del orden interno establece una dinámica milagrosa en nuestra mente que nos lleva a un movimiento interno y externo de desenvolvimiento ordenado en nuestro cuerpo y todos los asuntos que nos conciernen se desarrollan armoniosamente, científicamente y con gran efectividad. 

El Poder del Entusiasmo o el Gozo: Este poder genera una energía muy especial que activa positivamente a la persona en su totalidad: cuerpo, mente, espíritu y emociones. Es este Poder el que nos limpia internamente y nos libera para poder darle expresión a nuestra creatividad y talentos expresándolos gloriosamente en el mundo. El Poder del Gozo nos mantiene siempre en el Pensamiento más alto, con el propósito más alto y nos lleva a comunicar esa energía a otros sacándolos de su marasmo; entusiasmándolos por la vida. El Poder del Entusiasmo nos lleva a vivir intensamente y con gran apasionamiento, es como un fuego Interno, un celo que nos impulsa a vivir plenamente. El Poder del Entusiasmo es un estimulante continuo que nos levanta y nos mantiene en el optimismo y la alegría de vivir placenteramente. El Entusiasmo o Gozo estás íntimamente ligado al Amor. Tiene un tremendo Poder magnético y nos convierte en imanes para el bienestar. El Entusiasmo nos lleva al Silencio para no disipar nuestra energía en actividades innecesarias y en conversaciones que nos minan la energía. El Entusiasmo nos eleva al Amor, la Alabanza y la Acción de Gracias, las tres actitudes de la Prosperidad. 

El Poder del Perdón: Este es el Poder nos lleva a soltar todo apego y falta de caridad que anula el propósito encarnacioal en nuestras vidas y la única dinámica que nos libera de la Ley de Causa y Efecto y por lo tanto, capaz de transmutar el karma en Dharma. Este Poder elimina de nuestras vidas el sentido de posesión y de control que nos limita y nos lleva a un sentimiento culposo que invalida de nuestra capacidad de ser para otorgar y no nos permite manifestar en nuestras vidas el bienestar que anhelamos. El querer controlar y poseer nos mantiene atados y es la causa de grandes conflictos en las vidas individuales. El Poder del Perdón nos mueve a soltar el pasado y el futuro para vivir el Aquí y el Ahora. El Poder del Perdón nos libera internamente de falsos pensamientos y creencias que nos limitan sobre nosotros mismos, sobre Dios, sobre los demás y sobre la vida en general; nos devuelve nuestra Inocencia Original. El Poder del Perdón continuamente nos llena de energía porque rompe todo aquello que está bloqueando el Amor en nuestras vidas. El Poder perdonador del Espíritu de Dios en nosotros es un gran estimulante para la mente, el cuerpo y el espíritu, nos eleva en conciencia y elimina lo viejo que ya no tiene propósito en nuestra vida para darle paso a lo nuevo que nos perfecciona. Debemos también perdonar la ofensa que hemos cometido hacia nosotros mismos. La ofensa que hemos cometido a nuestro cuerpo y a nuestra mente como creación divina.


El Poder de la Vida Eterna: Nos da el sentimiento de Inmortalidad y Eternidad, nos da vida eliminado el impulso de morir. El Poder de la Vida Eterna continuamente nos anima a vivir plenamente y con intensidad Aquí y Ahora. Este Poder nos lleva a pensar y hablar de inmortalidad eliminando de nuestras mentes los pensamientos de envejecimiento y muerte. El Poder de la Vida Eterna afecta todas las áreas de nuestras vidas, reviviendo todo lo que nos rodea: Personas, situaciones, y cosas, nos lleva a un nuevo florecimiento de nuestra vida total. 



Namaste



sábado, 4 de agosto de 2018

Consciencia

Consciencia

Conferencia pronunciada por el Prof. F. J. Rubia en la Real Academia Nacional de Medicina el 12 de enero de 2010, con motivo de la inauguración del curso académico. Este texto se publicó originalmente en el blog Neurociencias del autor en Tendencias21. Francisco J. Rubia Vila es Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad. 


La consciencia es el mayor enigma de la ciencia y la filosofía
Estamos lejos de comprender el salto cualitativo que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia consciente

La consciencia no es un fenómeno todo-o-nada, sino que existen diversos niveles de consciencia. Y la transición de la inconsciencia a la consciencia no es simplemente un cambio de una inactividad a una actividad neuronal, sino que supone un cambio en lo que hacen las neuronas, cambio que hoy por hoy es desconocido. El dualismo que subyace a algunas de las teorías sobre la consciencia plantea la cuestión de cómo superarlo, ya que este dualismo no ha podido aclarar cómo es posible que un ente inmaterial pueda interaccionar con la materia que es el cerebro. Estamos lejos de comprender el salto cualitativo que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia subjetiva de la consciencia. Por Francisco J. Rubia.

La consciencia es un enigma, probablemente el mayor enigma tanto en filosofía como en ciencia. Las cuestiones fundamentales que plantea son: ¿qué es la consciencia? ¿de dónde procede? y ¿para qué sirve? 

El filósofo australiano David J. Chalmers distingue entre los “problemas fáciles” y el “problema duro o difícil” (hard problem) de la consciencia. Los problemas fáciles tratan la consciencia como una facultad mental más y analizan temas como la discriminación entre estímulos sensoriales, la integración de la información para guiar el comportamiento o la verbalización de estados internos, cómo se integran los datos sensoriales con la experiencia del pasado, cómo focalizamos la atención o lo que distingue el estado de vigilia del sueño. Pero el “problema difícil” de la consciencia es saber cómo los procesos físicos cerebrales dan lugar a la consciencia, cómo las descargas de millones de neuronas pueden producir la experiencia consciente, la experiencia subjetiva. 

Si ser consciente implica la existencia de un “yo” y este yo, como nos dice la neurociencia, es una ficción, ¿qué consecuencias tendría este hecho para la consciencia? Por otra parte, ¿existe un solo yo? El psicólogo estadounidense William James planteó la existencia de al menos tres yos diferentes: un yo material, otro social y un tercero espiritual. Además, los enfermos con cerebro escindido han mostrado que pueden surgir tras la separación del cuerpo calloso dos yos distintos. 

El psicólogo californiano Michael Gazzaniga dice que el hemisferio izquierdo es dominante para la mayoría de las funciones cognoscitivas, como la resolución de problemas, mientras que el hemisferio derecho es muy deficiente para resolver problemas difíciles. El resultado de muchos años de investigación sobre el cerebro hendido le hace concluir que el hemisferio derecho tiene una experiencia consciente muy diferente de la exacta y literal del hemisferio izquierdo. 

Aunque ambos son conscientes, la consciencia del cerebro izquierdo supera con mucho a la del derecho. ¿Cuál sería pues el sustrato neuronal que hace surgir estos dos tipos de consciencia en los hemisferios cerebrales? Existe un “vacío explicativo”, como dice el filósofo de Harvard, Joseph Levine, entre las funciones cerebrales y la experiencia subjetiva. 

La cuestión fundamental es, pues: ¿cómo podemos superar el abismo que separa lo objetivo y lo subjetivo, el cerebro y la experiencia consciente? Es un planteamiento muy parecido al planteamiento tradicional cuerpo/alma o mente/cerebro, que han discutido los filósofos desde hace más de 2.000 años. Y aún siguen discutiendo. 

Otra cuestión que se plantea es la siguiente: si un sistema, como el cerebro, puede resolver problemas y procesar información de manera inconsciente, ¿para qué sirve la consciencia? 

Algunos filósofos afirman que cuando comprendamos suficientemente bien el funcionamiento del cerebro, el concepto de consciencia se disipará del mismo modo que se disipó el concepto del flogisto una vez que se comprendió el proceso de la oxidación. El flogisto era un hipotético constituyente volátil de todas las sustancias combustibles que, según se creía, se liberaba en forma de llama durante la combustión. 

Sir Charles Sherrington, premio Nobel de Medicina y Fisiología del año 1932, era de la opinión que la consciencia era científicamente inexplicable. Y el psicólogo Stephen Pinker, de la Universidad de Harvard, piensa que puede que podamos entender la mayoría de los detalles de cómo funciona la mente, pero la consciencia puede permanecer oculta. También el filósofo británico Colin McGinn opina que el problema es demasiado difícil para nuestras mentes limitadas, añadiendo que estamos cerrados cognoscitivamente ante ese problema. Afortunadamente, no todos los científicos y filósofos piensan lo mismo. 

Definición de consciencia 

La consciencia es un concepto que entendemos intuitivamente, pero que es difícil o imposible de describir adecuadamente en palabras. Se puede decir que consciencia es el estado subjetivo de apercibir algo, sea dentro o fuera de nosotros mismos. 

No existe ninguna definición consensuada de la consciencia. Pero consciencia significa experiencia subjetiva, o sea, lo opuesto a objetividad. En algunos escritos la consciencia es considerada sinónimo de mente. Pero la mente incluye procesos mentales inconscientes, y puede definirse como el funcionamiento del cerebro para procesar información y controlar la acción de manera flexible y adaptativa. 

La consciencia tiene contenidos, pero aunque pueda tener una enorme variedad de contenidos no puede tener muchos al mismo tiempo. La consciencia no es un fenómeno pasivo como respuesta a estímulos, sino un proceso activo de interpretación y construcción de datos externos y de la memoria relacionándolos entre sí. 

Se ha equiparado la consciencia a la vigilia, pero estar despierto no es lo mismo que ser consciente de algo en el sentido de apercibirse de algo. En el sueño podemos apercibir imágenes mentales visuales o auditivas. 

Los actos voluntarios y la toma de decisiones son aspectos importantes de la experiencia consciente. Por ello, uno de los significados más comunes de consciencia es que es un sistema de control ejecutivo que supervisa y coordina las actividades del organismo. 

Para el profesor de psicología de la Universidad de Princeton, Philip Johnson-Laird, el cerebro es un sistema organizado jerárquicamente que procesa información en paralelo y cuyo nivel más alto que controla la conducta corresponde a la consciencia, aunque interacciona con varios subsistemas inconscientes. 

Se ha considerado a la consciencia íntimamente relacionada con la memoria operativa, la atención y el procesamiento controlado. La memoria operativa es importante para la solución de problemas, la toma de decisiones y la iniciación de la acción. La relación con la atención es clara: prestar atención a algo es ser consciente de ese algo. El ejemplo más clásico de atención selectiva es el conocido como “efecto cocktail party”, por el que seleccionamos información interesante en medio de un gran ruido de fondo. 

También se ha considerado la consciencia como sinónimo de auto-consciencia. Pero como se puede ser consciente de muchas cosas que no son la propia persona, hoy se estima que la auto-consciencia es una forma especial de la consciencia. 

Todo el mundo sabe lo que es consciencia, dicen el fallecido premio Nobel Francis Crick y su colaborador alemán Christof Koch, pero mientras sepamos tan poco de ella, lo mejor es no dar ninguna definición que pueda inducir a errores o que sea restrictiva, o ambas cosas a la vez. 

En la bibliografía anglosajona se utilizan dos palabras distintas que en español se suelen traducir por consciencia. La primera es “awareness”, que yo traduzco por apercepción; la segunda es "consciousness" que se traduce por consciencia. Esta diferenciación es importante, ya que existe la expresión en inglés “unconscious awareness” que se traduciría por “apercepción inconsciente”, lo que sería imposible si la palabra “awareness” se tradujese por consciencia, como suele hacerse. 

Algunos autores definen la apercepción como un estado en el que tenemos acceso a cierta información que puede usarse para controlar la conducta. La consciencia está siempre acompañada de apercepción, pero la apercepción no tiene por qué estar acompañada por consciencia. 

Se pueden distinguir dos tipos de consciencia. La consciencia primaria, que es la experiencia directa de percepciones, sensaciones, pensamientos y contenidos de la memoria, así como imágenes, ensueños y sueños diurnos. La consciencia reflexiva es la experiencia consciente per se. Este tipo de consciencia es necesaria para la auto-consciencia, que implica darse cuenta de ser un individuo único, separado de los demás, con una historia y un futuro personales. La consciencia reflexiva incluye el proceso de integración, o sea, de observar la propia mente y sus funciones; con otras palabras: conocer que se conoce. En realidad, la experiencia consciente en el humano adulto normal implica tanto la consciencia primaria como la consciencia reflexiva. 

Características de la consciencia 

William James, padre de la psicología norteamericana, en sus Principios de Psicología describió cinco características de alto nivel de la consciencia que aún siguen vigentes. Son las siguientes: 

1) Subjetividad: Todos los pensamientos son subjetivos, pertenecen a un individuo y son sólo conocidos por ese individuo 
2) Cambio: Dentro de la consciencia de cada persona, el pensamiento está siempre cambiando 
3) Intencionalidad: La consciencia es siempre de algo, apunta siempre a algo 
4) Continuidad: James utilizó siempre la expresión “curso de la consciencia” para dar a entender que la consciencia parece ser siempre algo continuo 
5) Selectividad: Aquí James se refirió a la presencia de la atención selectiva, o sea que en cada momento somos conscientes de sólo una parte de todos los estímulos 

A pesar de la enorme variedad de percepciones y pensamientos de naturaleza siempre cambiante, tenemos la impresión de que nuestra consciencia es algo unificado y continuo. Esta sensación de unidad de la consciencia algunos autores la consideran una ilusión. 

Algunas teorías sobre la consciencia 

Al igual que entre los filósofos post-cartesianos había diversas teorías, como la teoría del doble aspecto de Spinoza, el ocasionalismo de Malebranche, el paralelismo de Leibniz y su doctrina de la armonía preestablecida, hoy existen diversas teorías de la consciencia. 

La teoría “clásica” ha sido la postulada por el psicólogo norteamericano William James en el siglo XIX. Para James, la consciencia es una secuencia de estados mentales conscientes, siendo cada uno de estos estados la experiencia de algún contenido concreto. James pensaba también que la consciencia tiene que haber tenido un propósito evolutivo, por lo que trataba la consciencia como una función y no como una entidad. 

En el siglo XVIII el biólogo suizo Charles Bonnet intentó resolver el dilema introduciendo el llamado “epifenomenalismo”, una idea que después asumió también el biólogo británico Thomas Huxley. El epifenomenalismo acepta que la mente y el cuerpo están hechos de diferentes sustancias, pero la mente no tiene influencia sobre el cuerpo, aunque está causada por el cerebro. Los sucesos mentales son productos accesorios de los sucesos materiales. 

La teoría basada en un dualismo cartesiano postula que la mente, alma o espíritu es inmaterial y la autoconsciencia, como propiedad de esa mente, está separada del cerebro que es físico e inconsciente. Esta teoría ha sido mantenida por Karl Popper y John Eccles; con este último yo colaboré en la Universidad del Estado de Nueva York en Buffalo en su periodo tardío de laboratorio en 1975. El problema que plantea esta teoría es que no explica cómo se produce la experiencia subjetiva, ni tampoco cómo funciona la interacción entre un ente inmaterial y otro material. 

Otra teoría es la sostenida por Stuart Hameroff y Roger Penrose que supone que los microtúbulos, que se encuentran en toda célula nerviosa, están designados para permitir la coherencia cuántica y las conexiones cuánticas en todo el cerebro. La dificultad es que no explica cómo surge la experiencia subjetiva por lo que muchos autores concluyen que la teoría cuántica de la consciencia sustituye un misterio por otro. Penrose es también de la opinión que el fenómeno de la vida mental requiere un conocimiento de la física que aún no tenemos. 

Superveniencia 

El filósofo coreano Jaegwon Kim utiliza el término “superveniencia” (supervenience) para expresar el hecho de que un ámbito o dominio está determinado por otro. Por ejemplo, las propiedades biológicas supervienen o son supervenientes a las propiedades físicas, porque las propiedades biológicas de un sistema están determinadas por sus propiedades físicas. En una tabla de madera, por ejemplo, la madera superviene a las moléculas y las moléculas supervienen a los átomos. Lo mental sería, pues, superveniente a lo físico. La mente sería al cerebro como el rayo a las partículas cargadas eléctricamente. 

Los electrones tienen masa y rotación, pero la electricidad tiene potencial e intensidad. Los componentes químicos tienen densidad y conductividad, mientras que los organismos biológicos tienen crecimiento y reproducción. A cada nivel hay propiedades distintas, propiedades “emergentes”. Sin embargo, la superveniencia no explica por qué y cómo la mente emerge del cerebro. 

Los neurobiólogos Gerald Edelman, premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1972 por sus trabajos sobre el sistema inmunológico, y Giulio Tononi, proponen que la consciencia emerge cuando grandes grupos de neuronas forman un núcleo dinámico en el cerebro con conexiones que forman bucles entre la corteza y el tálamo. A estas conexiones Edelman les llama “mapas de reentrada”, parecido a lo que el psicólogo británico Nicholas Humphrey denomina “bucles de realimentación reverberantes sensoriales”. La idea en ambos es que el cerebro se refiere a sí mismo y esto es lo que desencadena la consciencia. 

La alternativa al dualismo es el monismo que plantea que el cuerpo y la mente están hechos de la misma sustancia. Los idealistas piensan que todo es mental, los materialistas que todo es material. El filósofo Spinoza pensaba que sólo existía una sustancia y que la sustancia tenía dos propiedades: que era consciente y que tenía extensión. 

Un ejemplo típico de la postura materialista es la sostenida por el filósofo francés Julien Offroy de LaMettrie que en su obra L’Homme machine (El hombre máquina) decía que la mente es una máquina hecha de materia y que el pensamiento era un proceso material. 

Y el filósofo británico Bertrand Russell pensaba que lo mental y lo físico son diferentes formas de conocer la misma cosa, la primera por la consciencia y la segunda por los sentidos. La consciencia nos da un conocimiento directo, inmediato, de lo que hay en el cerebro, mientras que los sentidos pueden observar (posiblemente ayudado por instrumentos) lo que hay en el cerebro. La consciencia es, básicamente, otro sentido, un sentido que, en vez de percibir colores, olores o sonidos, percibe la verdadera naturaleza del cerebro. 

Dudas sobre lo mental 

El materialismo eliminativo es la doctrina que postula que los estados mentales no existen, o, al menos, que la terminología es equivocada y debería abandonarse. Tanto el filósofo alemán Paul Feyerabend como el filósofo norteamericano Richard Rorty niegan la existencia de lo mental. Lo mental no es más que un mito. Y el neurocientífico norteamericano Paul Churchland dice que lo mental es el sujeto de la “psicología popular”, y la psicología popular no es una ciencia. Adscribimos estados mentales a los individuos, pero en realidad sólo existen procesos cerebrales. 

El filósofo estadounidense John Searle piensa que la consciencia no puede reducirse a los procesos neuronales que la causan, pero que la consciencia es una característica biológica del cerebro. Searle ataca tanto al dualismo como al materialismo diciendo que la división del mundo en materia y mente es arbitraria y contraproducente. En su opinión tenemos que tener en cuenta que la consciencia está causada por procesos cerebrales, pero no puede ser reducida a esos procesos porque es un fenómeno de “primera persona”, o subjetivo, mientras que los procesos cerebrales son fenómenos de “tercera persona”, es decir objetivos. 

El psicólogo norteamericano Julian Jaynes estudió los documentos históricos, arqueológicos y biológicos de civilizaciones antiguas, llegando a la conclusión que hace unos 3000 años los humanos no tenían aún consciencia. Dependían aún, como otros primates, de reacciones aprendidas. Los individuos de civilizaciones desarrolladas antes de los 1000 años a.C. (en Asiria, Babilonia, Mesopotamia, Egipto) no eran verdaderamente conscientes. Libros antiguos, como la Ilíada o la Biblia fueron compuestos por personas no conscientes que no distinguían entre los sucesos reales y los imaginarios. Los personajes de esos libros actuaban inconscientemente tomando decisiones confiando en voces, en alucinaciones. Según este psicólogo la consciencia apareció en la Odisea y en las partes más recientes de la Biblia, hará unos 3000 años. Lógicamente, estas afirmaciones han sido muy discutidas. 

El antropólogo británico Kenneth Oakley planteó que existirían tres niveles de consciencia que corresponderían a tres capas evolutivas del cerebro: la apercepción, controlada por las regiones más antiguas del cerebro y relacionada sólo con el condicionamiento; la consciencia, controlada por la corteza cerebral y el hipocampo y relacionada con la representación interna del mundo; y, finalmente, la auto-consciencia, dependiente de las regiones más modernas de la corteza cerebral y relacionada con la representación interna de la propia representación interna. 

El lingüista sueco Peter Gardenfors ve en el lenguaje el último estadio en el proceso que lleva a la consciencia humana. Piensa que primero estuvieron las sensaciones, luego la atención, las emociones, la memoria, los pensamientos, la planificación, el yo, el libre albedrío y, finalmente, el lenguaje. La mayoría de estas facultades no son únicas en los humanos, ya que la mayoría de los mamíferos tienen emociones e incluso pensamientos. Los chimpancés llegan hasta la planificación, pero sólo los humanos tienen consciencia de sí mismos y lenguaje. Todos los animales tienen un cierto grado de consciencia, pero sólo mamíferos y aves tienen corteza que les permite representaciones separadas de la realidad por lo que pueden adivinar y planificar. Los pensamientos son representaciones internas del mundo, lo que permite a los animales que los tienen separarse del mundo inmediato, pudiendo crear más de un curso posible de acción. 

Red de funciones cognitivas 

El yo sería para Gardenfors un fenómeno emergente, una propiedad que surge de una red de funciones cognoscitivas relacionadas entre sí. El lenguaje, como último estadio en el ser humano requiere una representación interna sofisticada, que son los símbolos. Las representaciones de otros animales no están suficientemente separadas de la realidad exterior. 

Nicholas Humphrey dice que ser consciente es tener sensaciones, como algo opuesto a las percepciones. Los animales desarrollaron dos formas de representación de la interacción entre el cuerpo y el entorno: unas cargadas de afecto que son las sensaciones y otras neutrales con respecto a los afectos que son las percepciones. Para Humphrey tenemos un “ojo interior” que se comporta como cualquier otro sentido, menos en el hecho de que su objeto es el propio cerebro. La consciencia me permite percibir el estado de mi cerebro. 

El neurofisiólogo norteamericano William Calvin propuso la teoría llamada “darwinismo mental”. Según esta teoría, lo mismo que el sistema inmunológico y la evolución de las especies están impulsados por la selección natural, la vida mental también lo está. Los pensamientos se producen inconscientemente y el proceso darwiniano elige los mejores. Para Calvin, lo que pensamos está siempre en función de la acción; los pensamientos son sólo movimientos que no han sido aún realizados. 

El psicólogo estadounidense Marcel Kinsbourne cree que la consciencia no es un producto de la actividad neural, sino la actividad neural misma. El cerebro no genera consciencia, sino que es consciente, por lo que no es necesario buscar una región que genere consciencia; no es la región lo que importa, sino el estado del circuito; cualquier región del cerebro puede ser consciente si sus circuitos están en un estado apropiado. 

El matemático danés Tor Norretranders piensa que la consciencia no contiene casi ninguna información. La mayoría de los procesos mentales nunca alcanzan la consciencia. El cerebro descarta cantidades ingentes de información antes de que tenga lugar la consciencia, aunque esta información descartada tenga influencia sobre nuestra conducta. Esto significa que la consciencia trata sobre todo de lo que ocurre dentro de nosotros y no fuera. Los datos sensoriales se procesan de acuerdo con estructuras cerebrales y se comparan con los contenidos de la memoria, volviendo a ser procesados, y luego surge una sensación consciente. En esta sensación poco queda de los datos sensoriales originales. Nunca podemos experimentar los datos sensoriales originales, sino que experimentamos sólo los productos terminados. Con otras palabras: nuestro cerebro conoce mucho más de lo que conoce la consciencia. 

Con esto no agotamos todas las teorías existentes sobre la consciencia, pero he elegido las que me parecieron más relevantes. Como vemos, hay opiniones para todos los gustos. 

Origen y evolución de la consciencia 

¿Cómo surge la consciencia en un individuo y cómo surgió en la evolución? Todos creemos que los humanos no nacen con consciencia y que la vida, como fenómeno natural no fue originalmente consciente. Existe, pues, un problema ontogenético, de cuándo surge la consciencia en un individuo, y un problema filogenético, de cuándo surgió la consciencia de la materia, si fue repentinamente en una especie determinada o por el desarrollo de ciertas estructuras cerebrales. La auto-consciencia surge en el niño en la segunda mitad del segundo año de vida, y depende de la memoria episódica y de la capacidad para la consciencia reflexiva. 

Ya mencionamos que el psicólogo norteamericano Julian Jaynes piensa que surgió muy recientemente en el ser humano, en la época homérica. Por el contrario el neurofisiólogo australiano John Eccles pensaba que surgió con el neocórtex de los mamíferos y la bióloga norteamericana Lynn Margulis es de la opinión que la consciencia es una propiedad tan antigua como la vida de organismos unicelulares simples, hace miles de millones de años. Otros científicos piensan que la consciencia surgió por la necesidad de comunicación con otros individuos, es decir, que fue cercana al lenguaje. El filósofo austriaco Karl Popper decía que la consciencia emerge con el lenguaje, tanto ontogenética como filogenéticamente. 

El psicólogo británico Nicholas Humphrey coincide con la opinión de que la función de la consciencia es la de interacción social con otras consciencias. La consciencia aporta a los humanos un modelo explicativo de su propia conducta y esta facultad es útil para la supervivencia; con otras palabras: los mejores psicólogos son los que mejor sobreviven. Al entender la propia mente, entienden también la mente de los demás y eso supone una ventaja evolutiva importante. 

Sin embargo, la consciencia difícilmente contribuye a la supervivencia. Muchas veces nos deprimimos cuando pensamos en cosas futuras, como la vejez o la muerte. La consciencia muy a menudo resulta en una menor determinación y perseverancia. Visto así, no parece que sea el producto de una evolución darwiniana porque realmente lo que hace es debilitar nuestro sistema de supervivencia en esos casos. 

El lingüista estadounidense Merlin Donald planteó que la mente moderna con pensamiento simbólico surgió de una forma de inteligencia no simbólica por absorción gradual de sistemas nuevos de representación. La mente humana se desarrolló en cuatro estadios que coinciden con los estadios de crecimiento cognoscitivo en humanos modernos. Los homínidos más antiguos estaban limitados a representaciones episódicas del conocimiento. La memoria episódica era útil para aprender asociaciones estímulo-respuesta, pero no podía recuperar memorias independientemente de las señales del entorno, es decir, no podía pensar. Estos seres episódicos vivían sus vidas totalmente en el presente. 

El Homo erectus desarrolló un sistema “mimético” de representación. La mente podía recuperar memorias independientemente del entorno y era capaz de re-describir la experiencia. La mente tiene una representación del mundo y es capaz de adaptarse continuamente a los nuevos conocimientos. Estas representaciones permitían al individuo comunicar sus intenciones y deseos. En este estadio existía una especie de memoria colectiva. En el tercer estadio, el Homo sapiens adquirió el lenguaje y, por consiguiente, la capacidad de construir relatos y formar mitos que representan modelos integrados del mundo por los que los individuos podían generalizar y predecir acontecimientos. El lenguaje permitió contar historias en grupo. 

Hace unos 50.000 años los humanos comenzaron a almacenar contenidos de memoria en el mundo exterior en vez de en sus cerebros (pinturas rupestres, figuras, calendarios, etc.). Finalmente, con la escritura, hará unos 10.000 años, los humanos modernos alcanzaron capacidades representativas simbólicas y la lógica. Es la mente “teórica”. 

En otro orden de cosas se estima que existen unos 10.000 millones de células corticales en el hombre moderno, de los que 1.000 millones estarían en relación con el cuerpo. Así que 8.900 millones se utilizarían para procesos internos y para las conexiones con otras neuronas del sistema. Se estima que el cerebro del Australopiteco tendría 3.500 millones de neuronas por encima de las relacionadas con el cuerpo, comparadas con los 2.000 millones del gorila y los 2.400 millones del chimpancé. 

El Homo habilis tendría unos 4.500 millones de interneuronas y el Homo erectus 7.000. Respecto al volumen, el Australopiteco tenía un cerebro de 500 c.c. frente a los 450 c.c. del gorila. El Homo habilis tenía unos 700 c.c., el Homo erectus unos 950-1050 c.c. y el Homo sapiens 1.350 c.c. Sin embargo, parece que el número de células no es determinante. El lingüista y neurólogo alemán Eric Lenneberg dice que el cambio más importante durante la expansión cerebral fue la interconexión entre las células.

Aparte de nuestras experiencias cotidianas existen informes procedentes de estadios cognoscitivos que sugieren que los seres humanos no somos los únicos animales que tienen consciencia. Quizá seamos los únicos que somos conscientes de que somos conscientes, y, desde luego, los únicos que podemos informar de nuestro estado consciente mediante el lenguaje sintáctico. 

Parece evidente que la consciencia surge sobre el sustrato biológico del sistema nervioso y, por tanto, es un estado adquirido a lo largo de la evolución. Se suele distinguir entre una consciencia sensorial, llamada también “consciencia primaria”, probablemente común a muchos animales, y una consciencia llamada metacognición o “consciencia de nivel superior”, única en el hombre. 

Desde luego, si reconocerse en un espejo es señal de auto-consciencia, las ballenas, los delfines, los elefantes, los chimpancés, los gorilas, los orangutanes y los tamarinos poseen autoconsciencia. A favor de la presencia de consciencia en los mamíferos está el hecho de que todos poseen un sistema tálamo-cortical altamente desarrollado. 

Informes sobre rendimientos considerables de la memoria en algunas aves, el aprendizaje vocal y la reproducción de lo aprendido, así como la discriminación en tareas difíciles, hace pensar que la consciencia surge en las aves, probablemente de manera independiente de los mamíferos. En la solución de problemas que parecen requerir habilidades cognoscitivas de alto nivel destacan también los cuervos que son capaces de utilizar herramientas de distinto tamaño y longitud de acuerdo con la dificultad de la tarea para obtener alimentos. 

Se ha llegado incluso a plantear niveles muy simples de consciencia en cefalópodos, tales como los pulpos y las sepias a los que se le reconoce una capacidad cognoscitiva muy elevada en la discriminación de objetos, en atención y en memoria. 

¿Cuándo surge, pues, la consciencia? El problema cuando intentamos saber si otros animales son conscientes es que los organismos no humanos no pueden hablar. Estamos convencidos de que pueden sentir placer y dolor, pero no podemos saber si son conscientes de esos sentimientos. Entre los humanos también los niños pequeños no pueden hablar, aunque también estamos convencidos de que pueden tener sentimientos como nosotros. 

No obstante, ha habido controversias sobre si los bebés son capaces de sentir como los adultos. La circunsición suele realizarse sin anestesia y generalmente a los bebés se les prescribe dosis post-operativas de analgésicos inferiores a las que se utilizan para el adulto. Se les puede preguntar cuando se hacen mayores, pero existe lo que Freud llamó la amnesia infantil, algo que según él se producía porque los contenidos de la memoria estaban reprimidos. Explorando esa amnesia se ha podido comprobar que los bebés tienen una buena memoria a largo plazo y que esa información no sufre en la transición entre la vida pre-verbal y la verbal. Pero no podemos saber si en la vida pre-verbal el bebé tiene consciencia de esa memoria, ya que el recuerdo utiliza el lenguaje. 

Por todo ello se ha sugerido que los bebés que aún no han aprendido a hablar no tienen recuerdos conscientes, mientras que los bebés parlantes sí los tienen. Que el lenguaje juegue un papel crítico en este proceso lo indica que las niñas, que suelen aprender antes a hablar que los niños, tienen recuerdos más antiguos de su niñez. 

Se ha propuesto la existencia de dos tipos de memoria. El primer sistema operaría a lo largo de toda la vida y no puede accederse a él intencionalmente; el segundo sistema dependería del lenguaje y puede accederse a él intencionalmente. Otros autores han planteado que la memoria autobiográfica se desarrolla cuando lo hace el concepto del yo o de sí mismo. Los niños comienzan a utilizar la palabra ‘yo’ y ‘mi’ poco antes de los dos años de edad y ‘tú’ uno o dos meses después. Se calcula que el concepto del yo surge, pues entre los 18 y los 24 meses de edad. En resumen: que el acceso consciente al sistema autobiográfico que depende del hipocampo coincide con el desarrollo del lenguaje y con el desarrollo del concepto de sí mismo. 

Correlatos neurales de la consciencia 

Cuerpo y cerebro son observables por terceros. Pero la mente sólo es accesible por el que la posee. Los pesimistas niegan la posibilidad de salvar esa distancia. Sólo podremos describir los correlatos de estados mentales, pero no cómo esos correlatos generan la consciencia, el sentido del yo. Otros argumentan que es absurdo llevar a cabo una investigación sobre la mente que es el instrumento que se emplea en la búsqueda de la solución del problema. 

Algunos científicos han abordado la prometedora tarea de buscar los correlatos neuronales específicos de la consciencia. Los diversos autores proponen diferentes estructuras del cerebro para el asiento de la consciencia, estructuras como los núcleos talámicos intralaminares, el núcleo reticular, la formación reticular mesencefálica, la red intracortical tangencial de las capas I y II y los bucles tálamo-corticales. 

Para Francis Crick y Christof Koch la mejor manera de abordar el tema de la consciencia es concentrarse en encontrar sus correlatos neuronales y las funciones cerebrales que dan lugar a las experiencias conscientes. 

Edelman y Tononi piensan que el sustrato neuronal de la consciencia comprende grandes poblaciones de neuronas – en especial las del sistema tálamo-cortical – que se encuentran ampliamente distribuidas por todo el cerebro. Por otro lado, ningún área concreta y única del cerebro es responsable de la experiencia consciente. 

Las únicas lesiones cerebrales localizadas que tienen como resultado la pérdida de la consciencia son las que suelen afectar al llamado sistema reticular de activación, situado en las porciones superiores del tronco cerebral (las regiones superiores de la protuberancia y el mesencéfalo) hasta el hipotálamo posterior, los llamados núcleos talámicos intralaminares y reticulares y el cerebro basal anterior. Su actividad es esencial para el mantenimiento del estado de la consciencia. Se supone que no genera consciencia por sí mismo. 

En seres humanos se han identificado varios correlatos de la consciencia, como el bucle tálamo-cortical, un EEG característico de ondas frecuentes y de baja amplitud que va de 12-70 Hz y la formación reticular mesencefálica. Se ha propuesto que la descarga sincrónica de neuronas corticales, con una frecuencia de 40 Hz, también conocida como oscilación gamma, sea el correlato neural de la consciencia y sirva para unir la actividad de diversas áreas corticales, en relación con un mismo objeto. Pero estudios recientes en sujetos anestesiados han podido mostrar que la frecuencia de 40 Hz puede existir sin consciencia. 

Se ha postulado que las células piramidales de la capa V y VI de la corteza, cuyos axones proyectan fuera de la corteza, serían responsables de la consciencia visual. 

Los neurocientíficos británicos Karl Friston y Richard Frackowiak mostraron que las áreas que disminuyeron su actividad cuando una actividad motriz es aprendida son la corteza prefrontal y el área motriz suplementaria, lo que puede indicar que estas regiones cerebrales están implicadas en la producción de consciencia. La corteza prefrontal se sabe que está implicada en la toma de decisiones y el AMS es uno de los lugares implicados en la iniciación de la acción. Las regiones que participan en el control inconsciente de la actividad motriz son probablemente la corteza parietal posterior y el cerebelo. Es sorprendente la cantidad de corteza cerebral que puede perderse sin que el individuo pierda la consciencia. 

El neurocirujano norteamericano Joseph Bogen tenía dos pacientes que tras una operación habían conservado sólo el hemisferio derecho. Perdieron las funciones sensoriales y motoras de la parte derecha del cuerpo y casi toda la capacidad de hablar, pero los sujetos estaban conscientes y respondían apropiadamente a los estímulos. 

Consciencia ocasional 

El nivel de consciencia se regula por el Sistema Activador Reticular Ascendente, descubierto por Moruzzi y Magoun en 1949 y que es la formación reticular que se extiende por el bulbo, la protuberancia y el mesencéfalo. Las neuronas necesitan mantener un nivel de actividad determinado. La formación reticular actúa no sólo modificando el nivel de actividad, sino también modulando las entradas y salidas, sobre todo las que salen de la médula espinal. Podemos modular los niveles de consciencia alterando la actividad de la formación reticular probablemente desde la corteza prefrontal. Estas estructuras son necesarias, pero no suficientes para la consciencia. Se necesita también la actividad de neuronas corticales. 

El núcleo reticular del tálamo funciona como un interruptor para la consciencia. Cuando el nivel de activación del tronco del encéfalo disminuye, los circuitos tálamo-corticales comienzan a oscilar. Este ritmo sincrónico contribuye a la pérdida global de consciencia como ocurre en el sueño no REM. En el EEG se ven los husos característicos del sueño y las ondas lentas. A este fenómeno se le ha llamado “sincronización del EEG”. 

Cuatro neurotransmisores juegan un papel en la función cerebral: el sistema noradrenérgico del locus coeruleus, el sistema serotoninérgico de los núcleos del rafe, el sistema dopaminérgico del mesencéfalo y el sistema histaminérgico del hipotálamo. La noradrenalina y la histamina están implicadas en la vigilia, la alerta y la atención; la serotonina en frenar la acción motora, ayudándola para que sea estímulo- y situación- específica; la dopamina apoyando y facilitando el movimiento, la emoción positiva y el pensamiento. 

En la visión hay una vía que va desde la retina a la corteza visual primaria, pasando por el núcleo geniculado lateral. Esa vía no implica consciencia. En la corteza visual primaria, la información se dirige luego a las áreas corticales donde está representado el movimiento y a otras donde se representa el color; de ahí pasa la información a células que reconocen los objetos en la corteza asociativa temporal inferior, donde la información se hace consciente. 

La cuestión es: ¿cómo se explica que unas descargas neuronales de una región asociativa de la corteza pueda ir acompañadas de consciencia y otras no? Gerald Edelman piensa que esa pregunta puede contestarse con lo que él llama “darwinismo neural”, que trata sobre la cooperación y competición entre grandes grupos de neuronas; las que salen triunfantes de esta competición serían las que van acompañadas de consciencia. A esto Edelman le llamó la “hipótesis del núcleo dinámico”. 

Se sabe asimismo que la vía visual dorsal, que va desde el área visual primaria hacia la corteza asociativa parietal, también llamada la vía del “dónde”, que es capaz de localizar los objetos en el espacio, es inconsciente, mientras que la vía ventral que se dirige a las áreas asociativas temporales, llamada vía del “qué” es consciente. Las proyecciones de la corteza parietal a las áreas premotoras son inconscientes, mientras que las proyecciones de corteza parietal a la corteza prefrontal están relacionadas con la consciencia. 

Experimentos realizados por Benjamín Libet mostraron que era necesario estimular la corteza somestésica con un tren de impulsos de al menos medio segundo para producir una experiencia consciente. Libet llamó a este fenómeno la “adecuación neural para la consciencia”. Este hecho significa que la consciencia tiene que estar mucho más atrás en el tiempo que los sucesos del mundo real y, por tanto, tiene que ser inútil para responder a un mundo que se mueve rápidamente. 

La consciencia no es un fenómeno todo-o-nada, sino que existen diversos niveles de consciencia. Y la transición de la inconsciencia a la consciencia no es simplemente un cambio de una inactividad a una actividad neuronal, sino que supone un cambio en lo que hacen las neuronas, cambio que hoy por hoy es desconocido. 

Todos estos resultados indican que la consciencia es un producto de la actividad cerebral, pero que muchas de las actividades de las neuronas cerebrales no van acompañadas de consciencia. 

¿Máquinas con consciencia? 

¿Puede crearse consciencia en una máquina? Los ordenadores pueden resolver problemas que los humanos encuentran difíciles, como la comprobación de teoremas, pero tienen enormes dificultades en tareas fáciles para los humanos, como el reconocimiento de objetos y la manipulación de los mismos. 

En 1997 el mejor jugador del mundo de ajedrez, Gary Kasparov fue vencido por “Deep Blue”, un ordenador IBM. El ordenador era capaz de calcular 200 millones de posiciones de las fichas del ajedrez por segundo, mientras que Kasparov sólo podía procesar tres o cuatro posiciones. Además, el ordenador no estaba sometido a emociones o a estrés. La pregunta que se plantea es la siguiente: si Kasparov es considerado un ser inteligente, ¿por qué no podemos darle a Deep Blue la misma consideración? 

Uno de los ataques más relevantes a la idea de que la IA podría desarrollar una mente ha sido la llamada Habitación China del filósofo estadounidense John Searle, un “Gedankenexperiment” en el que una persona en una habitación recibe caracteres chinos, los procesa siguiendo una serie de reglas, saca los resultados correctos sin entender lo que significan. 

Aunque muchas actividades y acciones complejas pueden realizarse de manera inconsciente, actividades más dinámicas e interactivas, como el diálogo interpersonal, sólo puede llevarse a cabo de manera consciente. 

Ahora mismo, en Internet, hay unidos cientos de millones de ordenadores, y el ancho de banda de las conexiones crece cada año. Algunas personas afirman que si Internet sigue creciendo llegará a un tamaño en el que inevitablemente se volverá consciente. 

En los últimos 50 años la densidad de empaquetamiento de transistores en los circuitos integrados se dobla aproximadamente cada dos años. Esta tasa de crecimiento exponencial, llamada la ley de Moore, se espera que continúe durante una década o dos, lo que supone un aumento del rendimiento y una disminución de los costes. Se ha calculado que en el año 2019 un ordenador típico de mesa tendrá la capacidad del cerebro humano y costará sólo unos 1000 dólares. Y se calcula que el año 2029 se podrá construir una máquina que pase el test de Touring. 

En 1950 Alan Touring planteó la respuesta a la pregunta: “¿Pueden pensar las máquinas?”. El test que lleva su nombre se aprobaría si durante 5 minutos la máquina podría responder de tal manera que el interrogador no pudiese distinguirla de un ser humano. Supongo que se necesitará más que pasar el test de Touring para que una máquina genere consciencia. 

Conclusiones 

El dualismo que subyace a algunas de las teorías sobre la consciencia plantea una cuestión importante, a saber cómo superarlo, ya que a lo largo de la historia de la filosofía este dualismo no ha podido aclarar cómo es posible que un ente inmaterial pueda interaccionar con la materia que es el cerebro. Por tanto, entiendo que la superación de esta visión dualista ha ayudado mucho a la neurociencia para plantearse el estudio de las funciones mentales, considerando éstas como el producto de la actividad cerebral. 

Ahora bien, la cuestión no es tan fácil, ya que considero imposible liberarse completamente del pensamiento o la visión dualista. Y pienso que es imposible porque supongo que esta forma de pensamiento en antinomias o antítesis podría bien ser una categoría más de nuestra mente con la que analizamos el mundo. Estoy convencido de que nuestro pensamiento lógico-analista es dualista, nos hace ver el mundo en antinomias o conceptos contrarios. 

Todos tenemos la impresión de que nuestra experiencia consciente subjetiva es algo distinto del mundo físico que nos rodea y, si el cerebro pertenece a ese mundo físico, como es el caso, nos resulta muy sencillo separar la actividad cerebral de las experiencias subjetivas. De ahí que el pensamiento dualista sea común a mitos y religiones, a la filosofía y a la ciencia. 

Me hace pensar en una predisposición genética que denomino “pensamiento dualista”, aunque ya previamente el psiquiatra de Pensilvania Eugene D’Aquili, fallecido en 1998, lo llamó “operador binario”, una estructura, módulo o dispositivo neural que estaría localizado en el lóbulo parietal inferior izquierdo. El neuropsicólogo ruso Alejandro Luria tuvo un paciente con una lesión en esa región cerebral y el sujeto no podía ya distinguir entre los conceptos contradictorios, como arriba/abajo, delante/detrás o antes y después. Había perdido la visión dualista del mundo que nos caracteriza. 

Si esto es cierto, entonces el dualismo que parecemos percibir en la naturaleza no es tal, sino simplemente que nuestro cerebro lo percibe así, pero que no existe en la naturaleza, en el mundo exterior. 

A mi entender, esta manera de ver el problema de la consciencia dificulta enormemente su solución. En otro lugar he argumentado que la experiencia mística, producida no sólo espontáneamente, sino provocada experimentalmente por estimulación de ciertas regiones del cerebro, es una experiencia en la que una de sus características es la anulación de la visión dualista, o sea, la desaparición del yo frente al mundo, uniéndose el sujeto con la naturaleza, el vacío o Dios. 

Este hecho nos está diciendo, en mi opinión, que la visión dualista no es la única posible con la que el cerebro se enfrenta a la realidad exterior. Pero también nos dice que el cerebro es capaz de generar experiencias espirituales, es decir, que considerar a este órgano como materia, simplemente, no sería correcto. Más bien habría que hablar de algo así como “espiriteria”, o sea la contracción de espíritu y materia. 

Esto quiere decir que los conceptos “materialismo”, “espiritualismo”, no son otra cosa que “dualismos cojos” en el sentido que de la partición dualista de una totalidad eligen solamente una parte. 

En cualquier caso, espero que haya quedado claro que estamos aún lejos de comprender el salto cualitativo que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia subjetiva de la consciencia. Aquellos que opinan que este es un enigma insoluble y que nunca llegaremos a encontrar una solución deberían considerar los enormes avances que ha experimentado la neurociencia, sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado, y deberían asimismo pensar que en ciencia la palabra “nunca” no debe utilizarse. Por mi parte, considero que es posible que sea el resultado de una visión dualista que habría que superar. 

NAMASTE