domingo, 19 de agosto de 2018

El Cuerpo de Luz







El Cuerpo de Luz
Abraham le enseñó al mundo cómo expresar el más alto nivel de conciencia siendo de carne y hueso.
Desde la Sabiduria de los Esenios.

Es comúnmente entendido que la contribución principal de Abraham fue la doctrina del monoteísmo. Le enseñó a un mundo idólatra que hay un solo Dios, y esa idea es sinónimo de Hebreo. Pero esa noción no es precisa. La idea de un solo Dios estaba firmemente establecida antes de Abraham (la idolatría es la práctica de relacionarse con intermediarios como si tuvieran un poder independiente, no la falla absoluta en reconocer a Dios).

¿Qué es lo que trajo Abraham al mundo, cuál fue la asombrosa novedad que comenzó el pueblo Hebreo y que cambió la historia para siempre, si Shem y Ever ya estaban enseñando espiritualidad en el más alto nivel? ¿Qué había de nuevo sobre él? ¿Cuál fue la naturaleza ascendida de su esclarecimiento si el camino ya lo habían comenzado otros? ¿Por qué fue un emprendedor revolucionario y no simplemente un alumno talentoso?

La respuesta es esta: Abraham no comenzó el camino del espíritu; comenzó el camino de traer el espíritu a la carne. Su contribución no fue en la esfera del conocimiento. Otros ya habían explorado los alcances más elevados del espíritu y eran expertos en la más alta sabiduría cuando Abraham comenzó su jornada. Lo que él inició en el mundo fue el proceso de traer esa sabiduría a lo físico, mostrando cómo expresar el más alto nivel de consciencia siendo de carne y hueso. Esa es la idea radical del Esenio.

La cualidad única del Esenio no es la conciencia de Dios; es la enseñanza de que el cuerpo puede ser alineado con la espiritualidad. No es la enseñanza de la santidad del espíritu; es la enseñanza de la santidad de lo físico. Examina los sistemas espirituales del mundo; verás que entienden el conflicto entre el espíritu y la carne, la batalla principal entre el cuerpo y el alma en la cual el cuerpo busca dominar el alma y hacerla descender para servir a su agenda animal como vemos en el segundo estado del Grial: 2: Hombre animal. Perdida del paraíso... Y definen una solución para este, el más básico de los conflictos: renunciar a la carne, disciplina al cuerpo mediante la privación de experiencias sensoriales, conviértete en un ascético, en célibe, entra en el modo monacal. Los exponentes más altos de los sistemas espirituales del mundo son monjes y monjas, célibes y ascéticos que han renunciado al cuerpo para trascenderlo.

Vehículo Sagrado.
El Esenio exige emplear el cuerpo; exige el matrimonio, exige la experiencia del amor, considera el celibato como una manifestación natural del espíritu de aquellos que han ascendido a esferas superiores. Nuestro camino no es separar al cuerpo del alma sino emplear el cuerpo y elevarlo hasta el nivel del alma. Para los esenios, el cuerpo no es el punto de partida para el viaje espiritual, es su vehículo.

En el libro del Tania (cap 32) explica que para poder amar a otro realmente nuestras prioridades deben ser espirituales y no físicas. Si solo buscas placer y satisfacción, difícilmente puedas amar. Si lo único que importan son tus sueños y deseos quien este a tu lado será solo un accesorio.

Ser espiritual implica sacrificar confort por otro, estar incómodo para que otro este cómodo, callar para no lastimar. Si el eje siempre es egocentrado, no es amor, es ficción.

Dios nos da la libertad de elegir entre el bien y el mal, constantemente tenemos que tomar decisiones, debemos elegir un camino, muchas de estas decisiones incluyen dilemas morales. Hashem nos exhorta a tomar el camino correcto, a elegir el camino de la vida.

A lo largo del año de la manifestación del espíritu 2018, vamos forjando un trayecto, que esta trazado por estas decisiones, algunas pueden parecer nimias, otras son de gran envergadura, pero cada una de ellas nos va llevando al lugar en el cual nos encontramos ahora.

El cuerpo no debe ser dejado atrás mientras la mente y el espíritu trascienden. Debe ser utilizado para servir a la mente y al espíritu. Y ese es el significado de las reglas esenias y los mandamientos. Las mitzvot son acciones físicas (hay muy pocas mitzvot que son desarrolladas solamente en conciencia) que expresan el espíritu. Cada parte del cuerpo tiene ordenado actuar; cada miembro y cada órgano desarrollan una acción que expresa Torá. Las mitzvot son para la Torá lo que el cuerpo es para el alma. Este es el eje esencial de la sanación esencia, el arte de sanar utilizando el cuerpo a través de la imposición de las manos, el bendecir con signos. Una vez lo dijimos en algún Ashrá: "No puedes tomar al alma con las manos, pero si el alma puede tomar tus manos". En ese aforismo vemos como el cuerpo quiere apoderarse de lo invisible para a través de su yo físico, manifestar los dones del alma. Pero el alma es mucho mas de lo que se piensa en relación a lo invisible, en ella está el vehículo de manifestación de las almas que se traerán al mundo a través de las energías dividinales, pues las almas a encarnar no están asociadas vibracionalmente al cuerpo de los padres sino a la vibración almica de ellos. Pero cuando el cuerpo sirve solo a su propia sexualidad, ha atrapado parte del alma al no dejarle actuar.

Abraham no trajo al mundo la idea de “sólo espíritu”; trajo al mundo la idea radical de que el cuerpo, ese cuerpo subversivo, traicionero y lujurioso puede y debe ser elevado hasta la pureza. Sus acciones y funciones no deben ser suprimidas, deben ser expresadas como sagradas. El mundo percibe la vergüenza y el problema de la intimidad masculina-femenina, su potencial de desgastar el refinamiento espiritual; nosotros del linaje Hebreo y sobre todo los esenios en matrimonio consagrado, percibimos su santidad. 

Como ejemplo entre la "lucha" del cuerpo con el alma, no del alma con el cuerpo, pondré el Vino, que a muchos lleva al alcoholismo y a otros a la Sangre de Cristo. El mundo percibe el peligro del alcohol, su tendencia a reemplazar la mente con animalismo mundano, nosotros lo utilizamos para la elevación. El mundo entiende que hay que renunciar al cuerpo, que esa es la única forma de liberar el alma; nosotros le damos al cuerpo la máxima expresión en acciones que son utilizadas para servir al espíritu. Así es como nosotros disciplinamos al cuerpo; no le ordenamos ser silente, le ordenamos servir. Esa es la base de las almas soberanas, dominar al animal latente en el cuerpo, en la mezcla de sangra humana, recordemos que toda acción antagónica manifestada en pecado llega a la mente por el cuerpo… pero sigamos:

Degustación de Vino.
Somos Esenios en nuestra observancia de los mandamientos; todos ellos, con cada movimiento de cada parte de nuestro cuerpo. No somos Esenios por la sabiduría Esenia y por un comportamiento general moral, eso también está bien, por supuesto, pero no es lo esencial del la ascensión esencia . Somos los hijos de Abraham porque trabajamos para santificar nuestros cuerpos, lo que nos distingue de la comunidad de los sabios y los adeptos a la moral del mundo es principalmente la forma en la que comemos y bebemos nuestros alimentos…

Ves esto claramente en nuestra relación con el vino. Hemos notado en muchos de los sistemas espirituales del mundo que el alcohol está absolutamente prohibido, ciertamente para los individuos sacerdotales y monásticos que alcanzarían santidad. Pero en para el Hebreo el vino es una figura central en todo movimiento desde lo físico a lo espiritual. Utilizamos el vino en ocasiones que conectan a los dos: en una boda esenia, el vino manifestado como agua lustral en donde dos cuerpos físicos elevarán su relación al plano espiritual bebiendo de la misma copa, y en el mismo lugar donde el otro ha bebido. Dos cuerpos físicos que Nefesh Kadosh (Nefesh, Alma o Espìritu. Kadosh es una palabra de origen hebreo que quiere decir santo, purificado, elegido o sagrado) santifica en un solo sacramento, en una sola alma; en un bautismo esenio, en donde comenzamos el proceso de santificar al cuerpo; en un kidush, la bendición de santificar los primeros momentos del Shabat en donde el dominio mundano de la semana encuentra la trascendencia del Shabat; cuatro copas de vino en el Seder de Pesaj, cuando celebramos la transición del exilio a la redención; de la esclavitud a la libertad que se manifiesta en la ultima cena en el Cáliz donde se realiza la transmutación de la pureza de la sangre que le da vida al cuerpo, convirtiéndola por la acción del Espíritu Santo en la Sangre de Cristo.

El vino representa poderosamente el peligro de lo físico; si es consumido en exceso convierte a la consciencia en inconsciencia, deshumaniza hasta el punto en que el bebedor se convierte completamente en parte de lo físico, en nada más que un cuerpo sin mente. Y sin embargo, utilizado correctamente, tiene la capacidad de abrir la consciencia, de facilitar un estado de elevación.

Las fuentes Hebreas más profundas, notan que aunque el vino es una sustancia física obedece las reglas de lo espiritual: toda cosa física se degrada y desintegra con el tiempo; esta es la regla para todas las cosas en el mundo material y biológico sin importar con qué tanto cuidado son manejadas y cuidadas.

Alternativamente, las cosas del espíritu mejoran con el tiempo; la sabiduría se profundiza con la edad – aún cuando el cuerpo de los sabios se encorva, su sabiduría aumenta. Pero a diferencia de las otras cosas físicas incluyendo el agua, el vino mejora con el tiempo. Único en el mundo de lo material, el vino refleja la cualidad de lo más profundo, el secreto escondido dentro de lo material (la palabra hebrea para vino tiene el mismo valor numérico que la palabra para secreto).

En havdalá, la ceremonia que marca la salida del Shabat, también tomamos una copa de vino. En el momento en que sentimos la partida del espíritu de Shabat, en ese momento de descenso, utilizamos vino. Ahora, hemos estado diciendo que el vino es utilizado en momentos de elevación. ¿Cuál es el significado esenio?

La idea es la siguiente: ciertamente la semana comienza con la tristeza de sentir el Shabat desvanecerse. El abandono de la santidad es palpable. Olemos especias para revivir el espíritu. Pero el comienzo de la semana significa una nueva oportunidad para construir, para elevar nuestro estatus presente hacia otro Shabat que será más elevado que el anterior, que reflejará otra semana de trabajo y crecimiento agregado a las anteriores. Este es un “descenso con el propósito de ascender”, una elevación más elevada y grandiosa que la anterior. Esa es exactamente la idea esenia –descendemos a lo mundano y material, pero lo hacemos solamente con el propósito de elevarnos.

La Torá vive sólo en su aplicación, hasta su sabiduría más enrarecida es real sólo cuando tiene alguna relación con el mundo de la acción.


Namaste

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