domingo, 9 de diciembre de 2018

Movimiento Aleph

Lección 3 – 
Conociéndonos a nosotros mismos



Movimiento Aleph.
Espíritu, conciencia y materia.
El viaje y la identificación.
Conciencia, una interacción de fuerza entre Espíritu y Materia.
Moviéndose desde el mundo de la emoción al mundo de la mente.

Una de las tareas más difíciles que una persona puede emprender es la de conocerse a si mismo.

Nada más en el mundo presenta tanto misterio e interrogantes como el enigma de la identidad o la realidad interna de la humanidad. Aún así los buscadores de todos los tiempo han sido advertidos por el sabio y el adepto para conocerse a si mismos.
Buscamos el conocimiento de las estrellas, el átomo y del mundo en que vivimos. Buscamos salud, posición y poder en ese mundo, o buscamos alguna medida de comodidad y escapar del dolor. Peor todo eso nos servirá de poco si ignoramos nuestra constitución y naturaleza. Conocemos nuestro nombre y dirección. Sabemos que pertenecemos a la especie Homo Sapiens. 

Tenemos una idea limitada de como parecemos por fuera y como nos sentimos por dentro, pero, ¿qué sabemos verdaderamente de nosotros?
¿De qué estamos constituidos, apare de los elementos de nuestro cuerpo físico? ¿De dónde venimos y adonde estamos yendo? ¿Quién puede comprender el milagro de la conciencia, o de la mente y el proceso de pensamiento, o de la vida misma?

Estas son unas pocas preguntas de las muchas que la persona se frena de hacerse porque a menudo suscitan una sensación de inseguridad, de ansiedad por lo que es desconocido. El mismo preguntarse sobre la vida podría traer la muerte que inconscientemente temen, porque la vida es insondable.
Aunque el misterio parece difícil de resolver puede conocerse y comprenderse a la luz de la verdad.

Se ha dicho que “ la verdad os hará libres”, y así lo hará, pero debe buscarse primero. La humanidad es antes que nada una chispa de fuego divino. Somos, en el mismo centro de nuestro ser, un punto focal del Espíritu que es una parte de esa vida en la que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

En segundo lugar, la humanidad es una irradiación de conciencia que emana esféricamente de la chispa, como Alma.

En tercer lugar, la humanidad es un estado de conciencia habitando un cuerpo organizado de energías y fuerzas en la periferia de la esfera irradiante que llamamos Alma. La apariencia se define como una personalidad. Ayuda a la comprensión reconocer que la palabra personalidad se deriva de la raíz latina persona, que significa máscara.

Cuando la conciencia que es el Alma se identifica con su cuerpo de apariencia está orientada e identificada con la persona. Se encuentra limitada a la periferia externa de su ser, un prisionero en las energías y fuerzas que constituyen ese cuerpo, y separativa por naturaleza porque el cuerpo parece una vida separada de las demás vidas.

La periferia misma es de naturaleza triple dado que en un sentido es un reflejo de la naturaleza triple de la humanidad, la entidad divina. De este modo, el Espíritu se refleja en la naturaleza mental, el Alma en la naturaleza emocional y el aspecto sustancial de la materia, que da forma a la chispa divina, en el cuerpo físico.

Cuando la conciencia comienza su viaje de vuelta al Reino del Padre desde donde vino, se vuelve lacia adentro hacia su propio centro del ser. Así su percepción se vuelve de lo puramente físico a la experiencia del aspecto emocional de su naturaleza. Aquí es donde se encuentra hoy la humanidad.

Con el movimiento interior del aspecto emocional al mental, nos conscientes del proceso. Estamos ahora capacitados para ayudarlo mediante la manipulación de nuestra voluntad.

En la mente comenzamos a identificarnos con la vida emanante que somos en realidad, el Alma, y a buscar la chispa divina que es nuestra identidad espiritual en la Vida Una.

Por un tiempo hay un conflicto que resulta de los viejos hábitos arraigados en la naturaleza de la persona y la identificación con la persona y la Verdad del alma que nos sobrevuela y demanda personificarse.

Estamos desgarrados entre los pares de opuestos según se reflejan desde nuestro sentido interno de dualidad. Es decir, atravesamos un periodo en que somos tanto una persona y un Alma, de manera que nuestra conciencia dual se refleja en nuestra vida y asuntos como los pares de opuestos. La lucha entre el bien y el mal se hace muy pronunciada, y puede originarse una psicología de Dr. Jeckil, Mr. Hide si, mediante un patrón habitual establecido de represión, el conflicto se mantiene por debajo del umbral de la conciencia.

Es hasta este área de la periferia (la naturaleza mental) que la humanidad se está moviendo hoy.

A medida que la conciencia abstrae su identificación de la forma naturaleza de la periferia, i.e., la persona, se identifica como Alma y se hace tan consciente de la chispa divina que está en el centro de su ser que es transformada en el Cristo que es Uno con el Padre y Toda Vida.
La descripción anterior se refiere no solo al aspirante sino también a la vida colectiva de la humanidad.

La percepción consciente del yo, dondequiera que pueda encontrarse, es siempre el resultado de una interacción de fuerza (relación) entre Espíritu y Materia. Es por lo tanto una expresión y evidencia de Dios.

Solo tenemos que elevar nuestra percepción de la forma naturaleza o aspecto materia con el que nos hemos identificado a través de nuestra percepción sensorial física, al espíritu no visto pero sentido que habita la forma, para conocer a Dios y nuestra relación con Él.

Hemos de desarrollar, mediante crecimiento evolutivo, una percepción espiritual que nos de evidencia de aquello que no podemos percibir con los cinco sentidos físicos. De esta manera nace nuestra seguridad espiritual para llevarnos el resto del camino al Reino del Padre.

La concentración cíclica y la meditación durante un periodo de días, semanas, meses y años sobre el símbolo dado en esta lección, y su significado, será de ayuda al estudiante sincero en su búsqueda de la verdad. Sin embargo, hasta y a menos que estén dispuestos a disciplinar su conciencia para vivir en la más alta verdad conocida, y a disciplinar la forma naturaleza para personificar esas verdades, tal procedimiento no será seguro. Si no existe sinceridad de propósito y una completa dedicación al Cristo, existe un tremendo peligro siguiendo ese camino.

Una vez que la conciencia alcanza la mente y comienza a identificarse como Alma, entramo simbólicamente a la Sala de la Sabiduría. Es decir, hemos entrado en ese área de la mente que guarda el conocimiento de la verdad espiritual, y ese área de la conciencia que mantiene la sabiduría para usar la verdad en beneficio de la humanidad. Así, nuestra educación espiritual comienza realmente y aprendemos a manipular las energías y fuerzas de los tres mundos inferiores (mental, astral emocional y físico) a través de nuestro triple instrumento para crear los efectos deseados en nuestra vida y asuntos.

Están ahora en el proceso de de moverse desde el mundo de la emoción al mundo de la mente.

¿Qué encontrarán cuándo lleguen?

1. Una más fácil identificación como conciencia más que como una combinación de pensamientos, sentimientos y cuerpo. Que ustedes (el ‘yo’ consciente pensante) son el Alma comenzará a tener más significado y gradualmente comenzarán a percibir el mundo a través del ojo recién abierto del alma, como tales, con una mayor comprensión del significado interno detrás de los acontecimientos internos.

2. Que tiene una voluntad y pueden aprender gradualmente a manipular las fuerzas de sus cuerpos. Comenzarán a entender que la voluntad es una extensión del espíritu en su mente, y que mediante su correcta orientación y su correcto uso pueden crear conscientemente sus propios efectos en el mundo sustancial de las apariencias.

3. Finalmente descubrirán la meditación como el modus operando del Alma, y aprenderán gradualmente a utilizarla como usan el habla o cualquier otra facultad que hayan desarrollado.

Aquí se encuentra quizás el más valioso de todos sus hallazgos, porque a través de la meditación Dios es conocido, el misterio del proceso creativo es desvelado y el yo se perfecciona en el verdadero Hijo e Dios.

Contemplen estos hallazgos como una nueva manera de vida, e imagínense a si mismos viviendo esa vida. ¿Que significará para ustedes como individuos, y que significará para sus asociados. Consideren sus relaciones e imaginen que efecto producirían sobre ellos como un Hijo de dios consciente del Alma.

¿Cómo darían la bienvenida a los diversos acontecimientos del días, a la cosecha de las semilla plantadas en el pasado y finalmente como afrontarían la muerte?

Estas son cuestiones que vale la pena preguntarse al alcanzar lo alto de su montaña. Son preguntas que llevarán con ustedes al mundo de la mente y allí las responderán según entren en comunión con la vida y su intrincado diseño.
Vivir cada momento en su plenitud, extrayendo de cada experiencia la esencia de la sabiduría, conociendo esa voluntad al bien que llena el corazón con alegría y la mente con amor, es vivir conscientemente.

Hacer lo que debemos despierta y despertamos solo cuando nos movemos sin miedo buscando hacia el interior. Atrévanse a preguntar a esa vida en la que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Nuevos Apuntes:
El Campo Aleph.

Campo Alef

Es el centro de nuestro Ser, cimiento de nuestra naturaleza Espiritual. Está en relación con Ejad, en tanto su valor numérico corresponde al 1. Ambos  son parte constitutiva nuestra. 

Alef es el silencio absoluto, el silencio del Padre, del Espíritu puro antes de manifestarse el verbo, éste silencio es un estado de Shalom que es más amplio que el estado de paz. También  es el silencio de nuestro propio espíritu, que es parte del Todo, Ejad, él Uno, la unidad  absoluta que todo lo sostiene, el aliento divino, aliento de vida. Así el punto Alef es el fundamento, la placa madre del Alma y el lugar de encuentro intimo con Dios, el Espacio Sagrado que somos en el que fluye la Divinidad, entonces nuestro silencio Alef, es un silencio sonoro, una soledad acompañada de lo divino que somos y al mismo tiempo en y con el Padre. Nuestro silencio divino, en el que la Consciencia se expande.

Es la manifestación del Espíritu, de todo nuestro potencial divino. Nuestro ser esencial divino que es uno con toda la vida, la unidad divina contraria a la división humana, que es lo que nos aleja de la paz interior, del estado shalom que es Alef. 

El propósito de nuestra encarnación es volver al campo Alef, pero de manera consciente. La posibilidad de manifestación de nuestro Ser espiritual en la encarnación, es Alef.

Es estar presente en el momento presente, la humildad por sobre la rebeldía. La rebeldía de nuestro Yo mental y emocional que vuela al pasado y al futuro, así nos dispersamos y entramos en una resistencia a entrar y permanecer en la quietud del presente, la paz interior del aquí y el ahora de nuestro Campo Alef.

Nuestra fuente creadora es el Espíritu, la manera de acercarnos a ella es haciendo vibrar nuestro antakarana de Alef, buscar mi Ser Ascendido en la encarnación, creando así el Ser Espiritual que somos. Lo que venimos a buscar es nuestra identidad espiritual, nuestro nombre espiritual, el que nos acredita que somos hijos de Dios.

El Campo Alef es la unicidad entre el Ser divino y Dios en la encarnación humana.

Alef el retorno al silencio, el regreso consciente al Reino del Padre.

El Camino del Ermitaño, que es el nuestro como Ashramis 

El Ermitaño lleva la Luz de la Consciencia en su lámpara, esta luz es el reflejo en el exterior de su propia luz interior y ésta, es la Sabiduría. Si buscamos la sabiduría es porque ella está contenida en nosotros y lo que se pone en juego es nuestra propia tendencia encontrarnos/encontrarla.

Mapa de Ruta

A cada pregunta de la mente se le contesta con una idea de consciencia, así se construye tu campo Alef, porque estamos instruyendo a la mente con vibración pura de consciencia, así se lleva el tono de la mente a una vibración más elevada, más cerca de la presencia del Alma así se estrecha la separación del físico, mental y emocional de nuestro Ser divino. Al discurso recurrente de la mente se le contesta, se le educa con Consciencia, desde el principio  almico y dividinal que somos, así ésta se convierte en nuestro instrumento.

El Alma solo nos da afirmaciones.

El miedo y la retroalimentación de él nos bloquea y nos perdemos el milagro del instante presente, pensamos mucho en la reacción (discurso mental) y le quitamos fuerza a la acción.

Un ashrami tiene que ser la Inspiración, esta viene de la irradiación de nuestro Campo Alef.

Respirar profundo y bendecir el pensamiento, recuerdo, etc, con una sonrisa almica, reparando. Y cuando ese pensamiento regrese con más fuerza vuelves a sonreír y lo bendices dejándolo pasar y terminar en silencio, es estar en Campo Alef, paz, estado de Shalom. 

Respirar y ser la Luz misma.

Todo conflicto interior se resuelven aprendiendo a conocer nuestra naturaleza almica, manifestándola y entregándole a la mente el don propio del Alma que es la Luz de la Verdad, así comprendemos la enseñanza cristica que nos dice: La Verdad los hará libres, libres de qué, de las sombras que se manifiestan en nuestros pensamientos. Y nos reconectará con la pureza de la Llama Trina.

Buscar la libertad es fundamental, para liberarnos de la dualidad así comenzamos a abrir las puertas del amor y es por éste que nuestro ser dividinal se manifestara, porque por amor hemos sido creados.

Somos una chispa divina que se encuentra en el centro de nuestro campo Alef, chispa de un fuego divino un punto focal del Espíritu transformando en consciencia y esta transformada en nuestro yo, este yo físico mental y espiritual que le hemos dado una configuración y que por ende esta llena de creencia que forman sombras y dualidad.

En la encarnación somos una parte de esa chispa divina experimentándose a sí misma. Esta chispa divina, que somos,  se manifiesta en una irradiación interior de consciencia que expresa esfericamente como Alma y yo físico, mental y espiritual.

Cuando estamos en el silencio creando nuestro punto Alef, el espíritu comienza a iluminar, a iluminar la mente y qué es la iluminación: pasar de la dualidad a la unidad. Al crear el punto Alef y Ejad el Espíritu se refleja en la naturaleza mente y las sombras comienzan a transmutarse en Luz.

“Desde este punto de consciencia bendigo este momento, el momento que fue, a la persona que me acompañaba…..”

Observar el pensamiento, sonreírle almicamente, bendecirle y dejarlo ir.

Reparar la infelicidad, no cometer los mismos errores, eso es aprendizaje, mantenerse en el presente, en Alef.

Así ganamos y desarrollamos la Voluntad, ver los pensamientos y dejar el pasado, comenzamos a estar y acercarnos a un Dominio Soberano sobre su Ser, que sería la automaestria. Entonces la mente se comienza a identificar con el Ser divino del Alma, al suceder esto también comenzara el cuerpo a identificarse con la divinidad y la vida comenzara a ser desde el silencio, del Alma a la materia. Ya no habrá separatividad Alef y Ejad. El Alma le va a entregar los dones de la Verdad, los dones de su consciencia, la Luz de su Ser, por lo tanto, la Chispa Divina va a crecer, porque es nuestra identidad espiritual, es la Vida Una. Se materializa una vida enriquecida por el Espíritu.

La Chispa Divina es el Cristo que es Uno con el Padre.
Mi Ser esencial Uno con toda la Vida.

Mi consciencia almica es la que me va dar el don para conocer a Dios y para perfeccionar mi relación con él.

Herramientas Conscienciales
Silencio
Concentración en el Silencio
Meditación en el Silencio

Logramos Voluntad y disciplinar la mente con amor y consciencia, lejos del lo que comúnmente se dice como guerra interior.

Es necesaria la sinceridad de propósito y la completa dedicación al Cristo Interior en la encarnación, si no es así, nos estamos farreando el don de Dios que es el tiempo encarnacional. Cuando la consciencia alcanza la mente y comienza a identificarse como Alma, entra simbólicamente al Templo de la Sabiduría, a la memoria devachanica, los registros akasicos, el recuerdo de la memoria espiritual, para transformarnos en un Ser lleno de Verdad, que solo hace el bien a la humanidad, como dijo Cristo, “son la Luz del mundo, la Sal de la Tierra”. De esta manera comenzamos a aprender y a desarrollar las energías interiores.

Alef nos dice que las energías interiores que componen el Silencio son:
Energia Mental
Energia Astral
Energia Emocional
Energia Física

La Consciencia es un instrumento mayor, porque es capaz de crear en cada uno de estos espacios para ampliarlo.

La sabiduría de la encarnación, la sabiduría almica es la comprensión del significado interno de los acontecimientos externos. No somos lo que viene de afuera, somos lo que emerge del interior.

La meditación Alef es la búsqueda del Silencio, el mudus operandi del Alma, es el Silencio Alef, el Yo f-m-e aprenderá gradualmente a utilizarla para ir desarrollando las capacidades que provienen de los reinos espirituales, y a través de la meditación se encuentra a Dios, así se va desarrollando el Cristo, el hijo de Dios en el hijo del hombre.

Al comprender la naturaleza divina del Ser entramos en un estado de comunión con la vida y con nuestro Ser superior. Comenzaremos a atraer hacia nosotros la experiencia esencial de la Sabiduría Espiritual, conociendo que detrás de cada acontecimiento hay una voluntad, la expresión de esa voluntad que es la que llena a nuestro corazón de alegría y a nuestra mente de amor. Solo es el amor lo que puede sanar las heridas de la mente.


Por esta conexión se llena nuestro corazón de alegría. Un corazón lleno de alegría es una mente llena de amor, que se traduce en : Un vivir consciente, un vivir consciente (despertar)






NAMASTE




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