Wayne Dyer: Existió un instante del tiempo en el cual
usted estuvo en «ninguna parte». En el momento anterior a la concepción estaba
«ahí». Luego, en un instante glorioso, pasó del ninguna parte al aquí y ahora.
Habrá
otro instante glorioso en el que pasará del aquí y ahora al ninguna parte. A
ese momento lo llamamos muerte.
Pero
usted —ese usted inspirado, inmutable, eterno, indivisible— continuará
viviendo.
Si
es verdad que formamos parte de un sistema inteligente, podemos suponer que ese
paso desde ninguna parte al aquí y ahora tiene un propósito. Al darse cuenta de
esto puede dejar de plantearse si es una creación divina con un propósito, y
sencillamente aceptar que lo es. Forma parte de este sistema inteligente, y
está aquí por alguna razón divina.
Esa
razón tiene que ver con la energía espiritual sobre la que estoy escribiendo.
El conocer su yo espiritual constituye su búsqueda sagrada y el reto de su
vida.
Muchísimos
de nosotros hemos crecido en la creencia de que somos el cuerpo que los
alberga, el trabajo que realizamos y la religión que practicamos. Nuestras
vidas participan de las realidades exteriores al mismo tiempo que vemos que
siempre cambian. Sin embargo, en alguna parte de nuestro interior, nos sentimos
iguales.
Puede
que nunca le haya dedicado mucho tiempo a ese aspecto del yo, pero si lo hace
descubrirá un yo interno que nunca cambia sino que se encuentra inmerso en un
mundo cambiante.
Es
probable que algún día su yo físico descanse bajo una lápida que dé cuenta de
la fecha de su nacimiento y de la de su muerte. Pero su alma interior sabe que
usted es eterno. En esa faceta de su yo carece de forma, no tiene límites. Sin
límites no hay nacimiento ni muerte. Lo que ha nacido morirá, lo que nunca ha nacido
nunca puede morir.
¡Su
yo espiritual nunca nació! ¡Su yo espiritual nunca morirá!
El
saber esto de una forma que no deje lugar para la duda le capacitará en gran
manera para su búsqueda sagrada.
Cuando
llegue a ese estado, sabiendo que quien es usted es el yo inmutable, tendrá un
propósito en su vida.
Sogyal Rinpoche, en The Tibetan Book of Living and Dying {El libro tibetano del vivir y del morir), dice esto con unas palabras que merecen ser enmarcadas:
Sogyal Rinpoche, en The Tibetan Book of Living and Dying {El libro tibetano del vivir y del morir), dice esto con unas palabras que merecen ser enmarcadas:
…
Aun en el caso de que pudiéramos pensar en la posibilidad de una iluminación,
una sola mirada a lo que compone nuestra mente —enojo, codicia, celos,
desprecio, crueldad, lujuria, miedo, ansiedad y agitación— minaría para siempre
la esperanza de conseguirla.
…
La iluminación… es real; y cada uno de nosotros puede, quienquiera que seamos,
en las circunstancias correctas y con la preparación apropiada, comprender la
naturaleza de la mente y conocer por tanto lo que es inmortal y eternamente
puro en nosotros. Ésta es la promesa de todas las tradiciones místicas del
mundo, y ha sido cumplida y está siendo cumplida en incontables millares de
vidas humanas.
Usted
puede ser uno de esos millares de seres humanos iluminados. Esto sucederá
cuando descubra la naturaleza de su verdadero yo, y relegue a un segundo plano,
donde le corresponde, la parte de usted que está centrada en lo físico.
Desde
allí podrá animarse a continuar y mantener su yo elevado, en lugar de actuar de
forma que minen su esencia espiritual.
Todo
este asunto de la búsqueda sagrada es real, y puede conocerlo, amarlo y
atesorarlo. Una vez que lo haga, ya no querrá volver a vivir de ninguna manera
que sea inconsecuente con su yo divino e invisible.
Usted
no es ese nombre, ni esa ocupación, ni ese número de la seguridad social, ni
ese cuerpo.
Usted
es luz eterna y un don divino, con independencia de lo que haya hecho o dejado
de hacer. Con independencia de su familia, o de la etiqueta que le hayan
colgado. En la inteligencia de Dios usted es sagrado, y tiene un propósito para
estar aquí.
La
verdadera definición de la propia conciencia es el descubrimiento del yo
superior y la jubilosa vida. Es la conciencia de su energía interior y lo más
elevado de usted mismo. Es una conexión con lo divino y todo lo inmutable. La
propia conciencia está en la génesis de su yo.
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