Consciencia elevada
Texto para mantener elevada la conciencia
Nadie más que nosotros somos los gestores de nuestro destino. El depende directamente de nuestros pensamientos.
Es imposible ejercer una acción directa sobre las cosas externas. Estas no son otra cosa que los efectos de causas internas.
Si de alguna manera pudiéramos cambiar lo externo sin alterar el tono de nuestros pensamientos, equivaldría a pensar una cosa y manifestar otra. Esto, además de absurdo, estar¡a en contraposición total a la ley metafísica de causa y efecto (lo que se siembra en el pensamiento, se cosecha en las formas).
Lo que pensamos con nuestra mente objetiva y lo que creemos con la subjetiva (corazón o mente subconsciente), produce directamente la precipitación física tridimensional (como es adentro es afuera, ley metafísica de la correspondencia).
Es imposible pensar una cosa y precipitar otra. Si deseamos una vida armoniosa y feliz, primeramente debemos tener pensamientos positivos y armoniosos. Esta es la base fundamental de la Ley metafísica del Mentalismo.
Si deseamos ser sanos, debemos pensar en salud y cultivar la mayor cantidad de momentos de paz y alegría.
La medicina moderna hace mucho hincapié en la higiene física, para que de esta manera no nos ataquen las bacterias y demás gérmenes. De la misma manera, tendríamos que cultivar nuestra higiene mental, limpiándonos de los gérmenes de pensamientos negativos y de las bacterias del humor negativo en el error.
Es aceptado en el mundo médico que casi el 90% de las enfermedades físicas y mentales son de carácter psicosomático. Esto equivale a decir que, de pensamientos y emociones negativas se derivan patologias mentales y físicas muy variadas.
Los pensamientos que generan emociones fuertemente negativas producen estados negativos en nuestro físico (enfermedades).
Nuestro cuerpo es el receptáculo donde se vuelcan todos nuestros pensamientos y emociones negativas. Si estos son de concepción cotidiana y muy profunda, la energía que producen comienza a expandirse hacia nuestro entorno, enfermando a los seres que nos rodean y luego, manifestándose hacia afuera negativizando y destruyendo literalmente la mayoría de nuestros asuntos.
Si por el contrario, nuestros pensamientos y emociones están centrados en lo bueno, positivo y real, no solo obtendremos por herencia y cosecha la perfecta salud de nuestro físico, sino que también nuestro entorno será bello y resplandeciente.
Como resultado de esto, se producirá un tren de energía positiva que ayudar a todos los seres que contactemos, aunque nunca se den cuenta del servicio de amor que les brindamos.
Si es de nuestro interés el elevarnos hacia el conocimiento divino y de esta manera progresar en el sendero, deberíamos centrar nuestra atención con mayor frecuencia en la verdad que en el error.
Nuestra vida se desarrolla directamente en donde posamos nuestra atención.
De la misma manera que de pensamientos de enfermedad se obtiene un cuerpo enfermo, de pensamientos de carencia y pobreza se derivan vidas miserables.
Si deseamos la prosperidad material no nos quedará otra opción que pensar en la abundancia y la riqueza y hacer un hábito de esta forma de pensar.
Lo que mantiene en la pobreza a la mayor¡a de las personas, son sus pensamientos de carencia y la creencia en la falta de oportunidades honestas para enriquecerse.
Lo que se siembra en lo invisible (mente), se cosechar en lo visible del mundo tridimensional.
Cuando se comprenden las grandes verdades de las leyes metafísicas universales, comienza la tarea de ponerlas en práctica. Se inicia la tarea de ordenar en lo positivo nuestro mente. Pero aunque la teoría es bastante simple, la práctica es complicada. Esto se debe al gran hábito de pensar negativamente que a través de los años ha cultivado el hombre.
Nuestros hábitos mentales son los más difíciles de modificar.
En comparación, nuestros hábitos físicos, con perseverancia son más fáciles de corregir.
La acción sobre el plano físico es mucho más fácil que en el mental.
La atención sobre el plano físico se desarrolla únicamente en el aquí y ahora. En el plano mental, la atención se dirige por momentos en el ahora, luego sobre el pasado y también en el futuro. Esto entorpece y dificulta el enfoque de la polarización de los pensamientos.
Solamente una vigilancia constante y diligente sobre nuestros pensamientos podra lograr el dominio y la polarización de ellos.
Debido a lo complicado de la tarea, muchos se desalientan creando una gran culpa por no poder lograr el triunfo en la corrección de sus pensamientos. Hay que abandonar los pensamientos de culpa y redoblar los esfuerzos para polarizar nuestros pensamientos.
Cuando hablamos de centrar nuestros pensamientos en la ley metafísica de la polaridad, nos referimos a enfocar nuestra atención raudamente hacia el opuesto de lo pensado.
Ejemplo: si deseamos liberarnos de los pensamientos de enfermedad es inútil luchar contra ellos, lo que debemos hacer es corrernos en la escala de la enfermedad hacia la salud. Quitar nuestra atención sobre cualquier tipo de detalle técnico médico o farmacológico sobre la enfermedad, y pensar solamente en la salud y su causa primordial, la ley de la herencia paterna divina (mi Padre Dios es salud, yo soy sano).
Es necesario aclarar que todo esto se deber realizar con el debido respeto que el paciente tendrá sobre su médico y el tratamiento a realizar.
Las leyes metafísicas universales jamás se contraponen a las ciencias médicas, es más, la ayudan a concretar sus metas.
Para corregir pensamientos de pobreza se deber quitar la atención sobre ellos y cualquier tipo de detalles al respecto. Correrse hasta la prosperidad y dirigir la atención a todos sus aspectos. Visualizando lo añorado en la prosperidad se da cumplimiento a la ley que dice: la imaginación vence a la razón.
El campo mental, a través de los pensamientos puede construir las más bellas formas, pero un campo emocional desarmonizado las destruirá en un solo instante.
El campo emocional debe ser concienzudamente controlado, eliminando de raíz la culpa, la auto conmiseración, la susceptibilidad, el temor, los celos, la venganza, como así también los complejos de superioridad e inferioridad
Una de las formas de poner en practica la ley metafísica de la polarización es cultivar el opuesto y no prestarle atención a los pensamiento negativos. Estos se desvanecen ante la falta de atención. Es como el fuego que al no encontrar qué quemar se devora a sí mismo.
Trasladar de grado en grado la sensación de miedo hasta llevar la atención hacia la fé. Fortalecer nuestra voluntad dirigiendo los pensamientos hacia cualquier aspecto de Dios de nuestro entendimiento y religión.
Si detectamos que en algún momento del día se tuvo pensamientos, palabras o actos de soberbia, cultivemos el opuesto al segundo día. Tratar de tener una mente abierta, sin juzgar a nada ni a nadie. Intentar escuchar a los demás con atención, permitiéndose creer que pueden tener razón y si no nos parece así, intentar no ser desagradables al exponer nuestra verdad y razón.
Sintetizando, podemos trabajar con la humildad al detectar la soberbia. Trabajemos con la fe, ante toda situación que nos genere miedo, Centremos nuestra atención en la salud que por herencia divina poseemos. Ante toda amenaza de enfermedad, apoyémonos en el poder de la presencia YO SOY. En la prosperidad divina para anular toda situación de carencia y pobreza, sea esta justificada o no.
A través de la ley metafísica de la polaridad comprendemos que tanto el miedo como la fe son las dos caras de una misma moneda.
El miedo es un factor muy fuerte que precipita lo temido.
Sabemos que todo es mente. Los pensamientos proyectan al mundo de las formas su contenido. Este proceso se acelera notablemente cuando es apoyado desde el campo emocional con sentimientos como la fe o el miedo.
Examinemos un ejemplo al respecto :
Si pensamos constantemente sobre tal o cual enfermedad, porque hemos escuchado que es muy contagiosa, etc., probablemente todo esto dispare el miedo en nuestro campo emocional y terminemos contrayendo un problema de salud.
Primero se genera el miedo en la psiquis. Bajan las defensas naturales del organismo, dando paso a que la enfermedad se plasme en el cuerpo.
Todo este proceso comenzó con un pensamiento, se apoyó en una emoción y se trasladó al cuerpo.
Lo mismo sucede con el dinero, las relaciones, etc. Se comienza pensando en las condiciones económicas adversas del entorno. Se teme la indigencia, culminando todo este proceso con la manifestación de la pobreza.
Podemos reflexionar al respecto que la semilla es el pensamiento ; el miedo es la raíz, el tronco y las hojas, y los frutos son el resultado tan temido.
Cuidando de no sembrar la semilla del pensamiento negativo, cortamos la secuencia que precipita el error. Polarizando nuestro campo emocional en el polo opuesto positivo, comenzamos la tarea de cultivar el opuesto.
Si pensamos con optimismo cultivamos la fe. Esta nos ayudará a plasmar en las formas todo lo pensado.
Si en vez de regodearnos en el fracaso, analizando una y otra vez lo ocurrido, nos centramos en que todo cambiará, puesto que somos herederos de la grandeza del Padre, tarde o temprano veremos los buenos frutos del pensamiento positivo.
Es de suma importancia desarrollar un control consciente sobre las acciones en todos los planos.
La acción es un proceso en el cual se usa energía y fuerza para lograr cierto plan y propósito.
Hay diversos tipos de acciones.
El pensamiento es acción desarrollada en el plano mental.
La emoción es acción en el plano astral.
La palabra o verbo creador es acción desarrollada en todo los planos.
La sucesión de movimientos que se realizan en nuestro cuerpo físico, dirigidos hacia el mundo material, son acciones en el plano físico y las resultantes de las acciones desarrolladas desde los planos mental, emocional y astral.
Si se desea progresar en todos los aspectos de la vida, se deberá ejercer un estricto control de las acciones ejercidas sobre los diversos planos.
La primer meta a fijar es lograr el control consciente de los pensamientos utilizando al respecto la ley del mentalismo.
No se debe permitir que una errada acción mental eche raíces en nuestro campo mental.
Todos los pensamientos de belleza, bondad, iluminación, prosperidad, salud, paz, cordura, libertad y unión, deben ser muy bien recibidos.
Los antagónicos pensamientos de egoísmo, fealdad, pobreza, enfermedad, carencia afectiva, culpa odio, venganza, resentimiento, esclavitud y separatividad deben ser enérgicamente rechazados, impidiendo que estas semillas de cizaña germinen contaminando nuestro bello jardín.
Cuando a través de la ley del mentalismo, se aprende a dirigir conscientemente todos los pensamientos que accionan en el campo mental, se acrecienta la energía vital y florecen las bellas flores de la sabiduría, puesto que sus semillas son el patrimonio y la heredad de todos los hijos del altísimo creador.
Todo control ejercido hacia el campo mental, por más pequeño que sea será de suma utilidad.
Cuando la consciencia se expande, se coopera estrechamente con las leyes universales.
Estas leyes existen para que la perfección sea la meta anhelada.
Control consciente significa hacer uso del libre albedrío, dirigiendo todo tipo de acción hacia la perfección.
Uno de los primeros pasos para desarrollar el control consciente de los pensamientos es vigilar concienzudamente el campo mental, reemplazando todo pensamiento en el error por su opuesto en la verdad. Esto significa cultivar el opuesto, tema que ya hemos desarrollado con anterioridad.
Cuando surjan feos pensamientos, quitarles la atención dirigiendo la acción mental hacia bellos pensamientos.
Si surgen pensamientos de separatividad, dirigirlos hacia la unión, elaborando bellas acciones mentales de unificación. Actuar de esta manera con todos los demás pensamientos errados.
La atenta vigilancia de toda acción mental es de vital importancia. Ningún pensamiento deberá escapar a la atención consciente.
Luego de un tiempo de aplicar estas sencillas fórmulas de control y polarización, se verán los buenos resultados de la interferencia ejercida sobre las mecánicas acciones mentales.
Otro paso a seguir es el de controlar conscientemente las acciones emocionales sobre el plano astral.
La naturaleza emocional es como un caballo salvaje que es indispensable domar, para poder subir la empinada cuesta del despertar espiritual.
A menos que el campo emocional se purifique y pueda ser dirigido hacia la luz, será muy difícil el progreso.
El campo mental, a través de los pensamientos puede construir las más bellas formas, pero un campo emocional desarmonizado las destruirá en un solo instante.
El campo emocional debe ser concienzudamente controlado, eliminando de raíz la culpa, la auto conmiseración, la susceptibilidad, el temor, los celos, la venganza, como así también los complejos de superioridad e inferioridad.
Cuando se logra limpiar el campo emocional, este se vuelve un límpido espejo capaz de reflejar sin distorsiones la luz espiritual.
La autoconmiseración debe ser borrada totalmente de nuestro cuerpo emocional.
Es muy difícil progresar si dudamos de nuestra capacidad y herencia divina.
Namaste
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